Así escomo las agencias de inteligencia de Estados Unidos pensaban que Hitler se vería, en los años 40, si tratara de pasar a la clandestinidad.
Fuente:
Acid Cow
FBI
Periodista digital
lunes, 30 de abril de 2012
Hitler según el FBI
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Curiosidades,
Espionaje,
II Guerra Mundial,
Política
domingo, 29 de abril de 2012
El drama del USS Indianápolis
A la medianoche del 30 de julio de 1945, un submarino perteneciente a la Armada Imperial Japonesa disparó dos torpedos contra el barco perteneciente a la Armada Norteamericana USS Indianápolis que se hundió en doce minutos en el Mar de Filipinas.
De las 1196 personas a bordo, unas 300 se hundieron con el buque y las restantes 900 cayeron al mar sin botes salvavidas, sin chaleco ni comida ni agua. Lo que muchos de esos marineros no sabían era que no se había notificado al Comando en Jefe del Pacífico acerca del hundimiento ni se lo notificaría nunca en razón a la misión que acababa de cumplir el Indianapolis.
El barco acababa de llevar a Guam una carga clave que cambiaría el curso de la guerra: uranio enriquecido necesario para la fabricación de las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre las poblaciones japonesas de Hiroyima y Nagasaki.
Al amanecer del primer día los tiburones aparecieron. Tan solo unos pocos tiburones tigre que comenzaron a rodear a los náufragos que se congregaron en grupos que nadaban unidos confiando a que esta actitud alejara a los tiburones. A media tarde cientos de escualos infestaban las aguas. Los marineros, cada vez que uno de los tiburones tigre comenzaba el ritual del círculo comenzaban a patalear y a gritar esperando asustar a los tiburones ya que a veces se alejaban con eso. A veces no se alejaban. Al tercer día la situación se complicó aún más pues, además de aumentar el número de tiburones tigre, algunos náufragos comenzaron a tomar agua salada. Esta ingestión produjo en ellos vívidas alucinaciones lo que provocó que decenas de marineros se alejaran de los grupos para ahogarse y ser devorados por los tiburones.
A las once de la mañana del cuarto día, el piloto Wilbur Gwinn al mando de un bombardero PV-1 Ventura descubrió a los náufragos en forma accidental en una patrulla en búsqueda de submarinos. Aviso a su base en Peleiu con el siguiente radiomensaje: ¡Muchos hombres en el agua! dando la posición de los náufragos!.
La base envió un PBY Catalina para investigar la situación y solicitó al destructor USS Doyle que acudiera al lugar. El capitán del USS Doyle decidió dirigirse hacia allí sin esperar la autorización correspondiente. Mientras esperaban la tripulación del PBY descubrieron una escena estremecedora: por todos lados los náufragos estaban siendo atacados por tiburones y las muertes se daban minuto a minuto.
La tripulación del Catalina comenzó a arrojar botes salvavidas, pertrechos y alimentos. Ante esta situación, desobedeciendo expresas órdenes sobre no amerizar, el piloto descendió en las aguas y comenzó el rescate de los náufragos que estaban separados del grupo los cuales tenían mas posibilidades de ser atacados por tiburones. En ese momento se dio cuenta de que los náufragos eran tripulantes del USS Indianápolis.
Al anochecer, el piloto del Catalina seguía rescatando náufragos. Una vez llena la capacidad del avión comenzó a atar otros a las alas del aeroplano con cordel de paracaídas mientras seguían esperando el rescate. La tripulación del avión pudieron salvar a 56 hombres ese día. En plena oscuridad llegó el USS Doyle.
Despreciando su propia seguridad el capitán del USS Doyle mandó a encender los focos para que los náufragos se guiarán hacia el barco. Al día siguiente durante la mañana finalizó el rescate. Novecientos hombres cayeron al agua pero tan solo trescientos dieciséis fueron rescatados y trasladados a la isla de Guam.
Para saber más:
Wikipedia
La Reserva
NHHC
USS Indianapolis
De las 1196 personas a bordo, unas 300 se hundieron con el buque y las restantes 900 cayeron al mar sin botes salvavidas, sin chaleco ni comida ni agua. Lo que muchos de esos marineros no sabían era que no se había notificado al Comando en Jefe del Pacífico acerca del hundimiento ni se lo notificaría nunca en razón a la misión que acababa de cumplir el Indianapolis.
El barco acababa de llevar a Guam una carga clave que cambiaría el curso de la guerra: uranio enriquecido necesario para la fabricación de las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre las poblaciones japonesas de Hiroyima y Nagasaki.
El submarino japonés que hundió el Indianápolis |
A las once de la mañana del cuarto día, el piloto Wilbur Gwinn al mando de un bombardero PV-1 Ventura descubrió a los náufragos en forma accidental en una patrulla en búsqueda de submarinos. Aviso a su base en Peleiu con el siguiente radiomensaje: ¡Muchos hombres en el agua! dando la posición de los náufragos!.
La base envió un PBY Catalina para investigar la situación y solicitó al destructor USS Doyle que acudiera al lugar. El capitán del USS Doyle decidió dirigirse hacia allí sin esperar la autorización correspondiente. Mientras esperaban la tripulación del PBY descubrieron una escena estremecedora: por todos lados los náufragos estaban siendo atacados por tiburones y las muertes se daban minuto a minuto.
La tripulación del Catalina comenzó a arrojar botes salvavidas, pertrechos y alimentos. Ante esta situación, desobedeciendo expresas órdenes sobre no amerizar, el piloto descendió en las aguas y comenzó el rescate de los náufragos que estaban separados del grupo los cuales tenían mas posibilidades de ser atacados por tiburones. En ese momento se dio cuenta de que los náufragos eran tripulantes del USS Indianápolis.
Al anochecer, el piloto del Catalina seguía rescatando náufragos. Una vez llena la capacidad del avión comenzó a atar otros a las alas del aeroplano con cordel de paracaídas mientras seguían esperando el rescate. La tripulación del avión pudieron salvar a 56 hombres ese día. En plena oscuridad llegó el USS Doyle.
Despreciando su propia seguridad el capitán del USS Doyle mandó a encender los focos para que los náufragos se guiarán hacia el barco. Al día siguiente durante la mañana finalizó el rescate. Novecientos hombres cayeron al agua pero tan solo trescientos dieciséis fueron rescatados y trasladados a la isla de Guam.
Para saber más:
Wikipedia
La Reserva
NHHC
USS Indianapolis
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Curiosidades,
II Guerra Mundial,
Marina,
Solidaridad
viernes, 27 de abril de 2012
La muerte del artillero de la torreta de bola
Poema escrito durante la Segunda Guerra Mundial, que refleja todo el dramatismo vivido por los hombres de la fuerza aérea, no los pilotos, si no los artilleros, que en minúsculas posiciones luchaban por su vida y la del resto de la tripulación.
Desde el sueño de mi madre caigo dentro del Estado
Y me acurruco en su vientre hasta que mi abrigo húmedo se congele
A seis millas desde la tierra, perdido de sus sueños de vida.
Me despierto a la antiaérea negra y a la pesadilla de los cazas.
Cuando yo muera ellos me lavaran fuera de la torreta con una manguera.
Una torreta de bola era una esfera de plexiglas ajustada al vientre de los bombarderos B17 o B24, en ella se instalaban dos ametralladoras calibre .50 y un hombre, generalmente un hombre pequeño y delgado. Cuando este artillero seguía con sus ametralladoras a un caza que lo atacaba desde abajo, la torreta giraba y así se movía hacia arriba y hacia abajo en su pequeña esfera.
Cuando eran impactados por el fuego enemigo, los restos del artillero quedaban esparcidos dentro de la torreta. También se supo de casos cuando el mecanismo de giro-apertura se atascaba impidiendo la salida del artillero, para agravar la situación hubo un incidente de un B17 que no logro bajar su tren de aterrizaje... deben suponer que sucedió cuando llegó a tierra.
Poema original:
The Death of the Ball Turret Gunner (Randall Jarrell)
From my mother's sleep I fell into the State,Para saber más:
And I hunched in its belly till my wet fur froze.
Six miles from earth, loosed from its dream of life,
I woke to black flak and the nightmare fighters.
When I died they washed me out of the turret with a hose.
Shmoop
Poets
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Aviación,
Cultura,
Curiosidades,
II Guerra Mundial,
Solidaridad
Tragedia en el cielo
Bombardero B-17G "Wee Willie" (Número 42-31333) del Escuadrón 322 del 91º Grupo Aéreo de Bombardeo de Estados Unidos.
Durante su misión de bombardeo fue derribado por fuego antiaéreo sobre Alemania, el 8 de abril 1945. Al principio recibió impactos serios en la cola pero finalmente fue alcanzada de lleno el ala izquierda. Comenzó a caer en picado y luego explotó en el aire. De los 10 miembros de la tripulación tan solo sobrevivieron milagrosamente dos: el piloto, el capitán de corbeta Robert Fuller y el artillero de cola Varalbum.
Para saber más:
WW2 en Imágenes
91st Bomb Group
Iimgur
American Air Museum
Durante su misión de bombardeo fue derribado por fuego antiaéreo sobre Alemania, el 8 de abril 1945. Al principio recibió impactos serios en la cola pero finalmente fue alcanzada de lleno el ala izquierda. Comenzó a caer en picado y luego explotó en el aire. De los 10 miembros de la tripulación tan solo sobrevivieron milagrosamente dos: el piloto, el capitán de corbeta Robert Fuller y el artillero de cola Varalbum.
Para saber más:
WW2 en Imágenes
91st Bomb Group
Iimgur
American Air Museum
Etiquetas:
Aviación,
Curiosidades,
II Guerra Mundial
jueves, 26 de abril de 2012
Legión de Honor para uno de los supervivientes de la "Nueve"
Rafael Gómez, superviviente de la compañía "La Nueve", la primera que entró en 1944 en París para liberarla de la ocupación nazi, ha sido distinguido con la Legión de Honor, la más alta condecoración francesa.
Rafael Gómez nació en 1921 en Roquetas de Mar (Almería) y vive con su esposa, también española, en Lingolsheim, una localidad colindante con Estrasburgo. El antiguo militar republicano mostró su satisfacción por la condecoración y dijo que su primera patria es España a la que "antes iba muy a menudo pero, ahora con 91 años, ya no; hace 3 o 4 años que no voy". Y añadió: "me acuerdo de algunas cosas, pero estoy harto de contarlas". La nueva lista de condecorados con la Legión de Honor se dio a conocer este lunes y será un coronel de Colmar (nordeste de Francia) quien se la impondrá a Rafael Gómez.
La 9ª compañía del Regimiento de Marcha del Chad, heredera de "La Nueve", tiene hoy su base a escasos kilómetros de esa ciudad alsaciana. Gómez posee la cruz de guerra francesa y la Presidential Unit Citation estadounidense. Hace dos años el Ayuntamiento de París concedió la gran medalla de Vermeil, su más alta distinción, a los entonces tres supervivientes republicanos de "La Nueve": Rafael Gómez, el catalán Luis Royo, y el asturiano Manuel Fernández, quien falleció el año pasado.
Movilizado en Barcelona en 1938 con 17 años recién cumplidos, formó parte del cuerpo de carabineros. Tras huir a Francia en 1939, pasó cuatro meses en el campo de internamiento de Barcarès y consiguió escapar a Orán (Argelia), donde se enroló en la 2ª División de Leclerc. En "La Nueve", formada por 146 republicanos españoles, que era el regimiento de infantería mecanizada de la 2ª División blindada o División Leclerc, Gómez conducía el blindado Guernica. Otros llevaban los nombres de Don Quijote, Guadalajara, Ebro, Teruel...
Tras desembarcar en Normandía con el general estadounidense Patton, llegó la entrada por la Puerta de Italia de París y después, el este de Francia, los Vosgos, Alsacia y, por último, Berchtesgaden, el nido del águila o casa de descanso de Hitler, donde sólo llegaron 16 españoles. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Gómez volvió a Argelia, donde trabajó como zapatero y en 1955 regresó a Alsacia.
Para saber más:
Diario de Guerra
Rafael Gómez nació en 1921 en Roquetas de Mar (Almería) y vive con su esposa, también española, en Lingolsheim, una localidad colindante con Estrasburgo. El antiguo militar republicano mostró su satisfacción por la condecoración y dijo que su primera patria es España a la que "antes iba muy a menudo pero, ahora con 91 años, ya no; hace 3 o 4 años que no voy". Y añadió: "me acuerdo de algunas cosas, pero estoy harto de contarlas". La nueva lista de condecorados con la Legión de Honor se dio a conocer este lunes y será un coronel de Colmar (nordeste de Francia) quien se la impondrá a Rafael Gómez.
La 9ª compañía del Regimiento de Marcha del Chad, heredera de "La Nueve", tiene hoy su base a escasos kilómetros de esa ciudad alsaciana. Gómez posee la cruz de guerra francesa y la Presidential Unit Citation estadounidense. Hace dos años el Ayuntamiento de París concedió la gran medalla de Vermeil, su más alta distinción, a los entonces tres supervivientes republicanos de "La Nueve": Rafael Gómez, el catalán Luis Royo, y el asturiano Manuel Fernández, quien falleció el año pasado.
Movilizado en Barcelona en 1938 con 17 años recién cumplidos, formó parte del cuerpo de carabineros. Tras huir a Francia en 1939, pasó cuatro meses en el campo de internamiento de Barcarès y consiguió escapar a Orán (Argelia), donde se enroló en la 2ª División de Leclerc. En "La Nueve", formada por 146 republicanos españoles, que era el regimiento de infantería mecanizada de la 2ª División blindada o División Leclerc, Gómez conducía el blindado Guernica. Otros llevaban los nombres de Don Quijote, Guadalajara, Ebro, Teruel...
Tras desembarcar en Normandía con el general estadounidense Patton, llegó la entrada por la Puerta de Italia de París y después, el este de Francia, los Vosgos, Alsacia y, por último, Berchtesgaden, el nido del águila o casa de descanso de Hitler, donde sólo llegaron 16 españoles. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Gómez volvió a Argelia, donde trabajó como zapatero y en 1955 regresó a Alsacia.
Para saber más:
Diario de Guerra
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Cultura,
Curiosidades,
Ejercito,
II Guerra Mundial,
Noticias,
Política,
Solidaridad
miércoles, 25 de abril de 2012
"Mein Kampf" se publicará en Alemania en 2015
"Mein Kampf", el libro que Hitler escribió en 1924 durante una estancia en la cárcel, se publicará en Alemania en el año 2015. Será la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que la obra del Führer vea la luz en el país, coincidiendo con la fecha en la que expiran los derechos de autor que en la actualidad ostenta el Ministerio de Finanzas de Baviera.
Su publicación está pensada como contrapeso a las posibles versiones comerciales que podrían publicarse una vez que el copyright de Mi Lucha pierda su vigencia. El Estado de Baviera ha confirmado que esta nueva edición incluirá comentarios científicos con el objetivo de "desmitificar" la propaganda Nazi.
La decisión de sacar al mercado de nuevo el libro que sirvió de base a la política genocida del III Reich fue tomada después de un proceso de debate en el que también participaron abogados. La intención, recalca el ministro de Finanzas bávaro, es "mostrar claramente como este libro, con consecuencias catastróficas, es absurdo".
A finales de 2015 el Estado de Baviera perderá los derechos de autor de "Mein Kampf" por lo que será posible reproducir la obra sin su consentimiento, con excepción de los casos en los que su publicación "incite al odio racial". Hasta el momento, el Ministerio bávaro había logrado bloquear la edición de la obra en Alemania, en un intento de evitar que grupos neonazis explotaran el texto.
Para saber más:
Cadena SER
El Mundo
Hitler
Su publicación está pensada como contrapeso a las posibles versiones comerciales que podrían publicarse una vez que el copyright de Mi Lucha pierda su vigencia. El Estado de Baviera ha confirmado que esta nueva edición incluirá comentarios científicos con el objetivo de "desmitificar" la propaganda Nazi.
La decisión de sacar al mercado de nuevo el libro que sirvió de base a la política genocida del III Reich fue tomada después de un proceso de debate en el que también participaron abogados. La intención, recalca el ministro de Finanzas bávaro, es "mostrar claramente como este libro, con consecuencias catastróficas, es absurdo".
A finales de 2015 el Estado de Baviera perderá los derechos de autor de "Mein Kampf" por lo que será posible reproducir la obra sin su consentimiento, con excepción de los casos en los que su publicación "incite al odio racial". Hasta el momento, el Ministerio bávaro había logrado bloquear la edición de la obra en Alemania, en un intento de evitar que grupos neonazis explotaran el texto.
Para saber más:
Cadena SER
El Mundo
Hitler
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Cultura,
Curiosidades,
Holocausto,
II Guerra Mundial,
Política,
Solidaridad
martes, 24 de abril de 2012
Hitler, Nobel de la paz
En 1939 un parlamentario sueco intento borrar todo rastro de se su petición a la Academia Sueca para el Premio Nobel de la Paz, para... Adolf Hitler.
A comienzos de 1939 el parlamentario sueco Erik Brandt propuso al Führer como candidato al Premio Nobel basándose en que en 1938 se pactaron los acuerdos de Múnich para poner fin al problema de los Sudetes y por su "ardiente amor por la paz". Por un lado Gran Bretañas y Francia y, por el otro, Alemania. Como mediador, Mussolini. Con estos acuerdos Hitler tenía vía libre para invadir Checoslovaquia, que en ningún momento fue invitado a las reuniones de esos acuerdos. Los acuerdos eran vergonzosos pero las potencias europeas creían que con ello habían evitado la guerra.
La academia sueca recogió la propuesta pero la desestimo en el mes de Febrero de 1939. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Erik Brandt trató por todos los medios de destruir todo lo que le relacionara con la candidatura, pero no lo logró, ya que la academia se negó a destruirlos, pero los ocultó hasta 2004.
Se desconoce si Adolf Hitler conocía estos hechos pero si se sabe que prohibió a Richard Kuhn (Química 1938), Adolf Butenandt (Química 1939) y Gerhard Domagk (Medicina 1939), tres galardonados alemanes, a aceptar los premios.
Su aliado Benito Mussolini, el líder fascista italiano, fue propuesto en 1935 por el profesor de Leyes de París, Gilbert Gidels y un grupo de profesores de la universidad alemana de Giessen. Su acerrimo enemigo Iosif Stalin, el dictador soviético, fue nominado en 1945 por el historiador y ministro de Exteriores noruego Halvdan Khon. En 1948, el profesor universitario checo Wladislav Rieger volvió a proponer a Stalin para el premio.
Pero esto no es todo, la revista Time, declaraba a Hitler como el hombre del año 1938 y aunque parezca extraño, hay que tener en cuenta que el hombre del año no ha de ser la mejor persona del año, sino el personaje más trascendente. Y no cabe duda de que Hitler lo fue en 1938 sentando las bases de lo que sería su reinado del terror.
Previamente había aparecido en la portada el 21 de diciembre de 1931 (izquierda) y volvió a ser portada el 14 de abril de 1941 (centro) y ya derrotado el 7 de mayo de 1945 (derecha).
Para saber más::
eshistoria.net
ABC.es
Sabia usted que...
Menudas historias de la Historia, de Nieves Concostrina
TIME
La academia sueca recogió la propuesta pero la desestimo en el mes de Febrero de 1939. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Erik Brandt trató por todos los medios de destruir todo lo que le relacionara con la candidatura, pero no lo logró, ya que la academia se negó a destruirlos, pero los ocultó hasta 2004.
Se desconoce si Adolf Hitler conocía estos hechos pero si se sabe que prohibió a Richard Kuhn (Química 1938), Adolf Butenandt (Química 1939) y Gerhard Domagk (Medicina 1939), tres galardonados alemanes, a aceptar los premios.
Pero esto no es todo, la revista Time, declaraba a Hitler como el hombre del año 1938 y aunque parezca extraño, hay que tener en cuenta que el hombre del año no ha de ser la mejor persona del año, sino el personaje más trascendente. Y no cabe duda de que Hitler lo fue en 1938 sentando las bases de lo que sería su reinado del terror.
Previamente había aparecido en la portada el 21 de diciembre de 1931 (izquierda) y volvió a ser portada el 14 de abril de 1941 (centro) y ya derrotado el 7 de mayo de 1945 (derecha).
Para saber más::
eshistoria.net
ABC.es
Sabia usted que...
Menudas historias de la Historia, de Nieves Concostrina
TIME
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Cultura,
Curiosidades,
II Guerra Mundial,
Política
lunes, 23 de abril de 2012
Las miserias en un U-Boot de la Segunda Guerra Mundial
Los alemanes consideraban a sus submarinistas como héroes que llevaban vidas glamorosas, pero la realidad de la vida en un submarino alemán era algo completamente distinto.
Los motores diésel, con los que navegaban en superficie y con los que recargaban las baterías elevaban la temperatura más allá de los 50 °C.
El aire se volvía sofocantemente rancio durante los largos períodos bajo la superficie del océano. El agua potable era escasa; no había duchas, y raramente se bañaban durante los hasta tres meses que duraba una patrulla de combate. El olor de los sudorosos cuerpos se añadía al olor de sentinas, letrinas, cocina, ropas mohosas, gasóleo y la colonia al limón que utilizaban los hombres para eliminar la sal de sus rostros.
No existía la intimidad, salvo el poco tiempo que pasaban en la letrina, ni tranquilidad. De fondo había siempre luces encendidas, el chillido de las comunicaciones por radio, el siseo de las mojadas botas de goma, el zumbar de una bomba de sentina, el sorber de las válvulas de entrada de aire y el pulsar de los motores diésel.
El peligro estaba siempre presente. Con mal tiempo, el océano provocaba olas que saltaban por encima de la torreta que numerosas ocasiones arrastraban a los hombres por encima de la borda.
En octubre de 1941, cuando el "U-106" cruzó el golfo de Vizcaya en un tranquilo día azul, una nueva guardia salió al exterior para descubrir que habían desaparecido los cuatro hombres del turno anterior a los que acudían a reemplazar. Una tremenda ola de popa los había barrido y nadie se dio cuenta del suceso.
Estos incidentes se mezclaban con la paranoia de los submarinistas que los alemanes llamaban Blechkoller, o neurosis de la "lata de conserva". Una forma de tensión nerviosa que podía conducirles a una violenta histeria, particularmente bajo los ataques con cargas de profundidad, en los que si eran alcanzados por una de estas cargas la muerte era casi segura. Si bajaban a demasiada profundidad el submarino se podía colapsar y quedar aplastado como una lata de refresco por culpa de la presión.
Cuando los los barcos de guerra aliados abandonaban su ataque a un submarino, el primer pensamiento del comandante de la nave era salir a la superficie para respirar.
Con suerte, pronto hallarían una presa, y la victoria por el hundimiento de un navío enemigo aliviaría la tensión de sus agotados tripulantes.
El terror que provocaban en los aliados los U-Boote alemanes era igual al que se enfrentaban los hombres de estos mismos submarinos. Ser un marino miembro de la tripulación de un submarino alemán era uno de los puestos de combate más duros y peligrosos de la Segunda Guerra Mundial.
Los U-Boote alemanes hundieron un total de 2.779 buques mercantes durante la Segunda Guerra Mundial y 382 navíos de guerra y apoyo, pero a un coste elvadísimo. Alemania perdió 28.542 de sus 41.300 tripulantes de sumergibles, el 70% de los destinados a la fuerza de submarinos. Tambien se perdieron 753 de los U-Boote que entraron en combate. Solo sobrevivieron 108 unidades.
El cine ha aportado numerosas películas de submarinos, pero la que mejor muestra la vida en un U-Boote es la magnífica "Das Boot" (El Submarino) dirigida por Wolfgang Petersen. En 2018 la cadena de televisión AMC, emitió una interesante miniserie de 8 capítulos, que como la película, adapta la novela homónima de Lothar-Günter Buchheim, publicada en 1973 y basada en sus experiencias durante la guerra como tripulante del submarino U-96.
Para saber más:
Así fue la guerra submarina, de Harald Busch
U-Boote, submarinos alemanes en la SGM: Mito y realidad de un trágico destino, de Santiago Mata
Una Jauría de Lobos, de Carlos Canales y Miguel del Rey
Submarino, de Lothar-Günter Buchheim
U-Historia
Uboat
Diario de Guerra
Submarinos Alemanes
En los U-Boote se vivía en un mundo angosto y fétido, y la vida era una mezcla de aburrimiento, incomodidad y terror. Las tripulaciones ocupaban compartimentos atestados de vituallas, maquinaria, instrumentos o torpedos. Dormían en planchas encima de los proyectiles hasta que éstos habían sido utilizados contra sus objetivos, dejando lago más de sitio para literas o hamacas.
Los motores diésel, con los que navegaban en superficie y con los que recargaban las baterías elevaban la temperatura más allá de los 50 °C.
El aire se volvía sofocantemente rancio durante los largos períodos bajo la superficie del océano. El agua potable era escasa; no había duchas, y raramente se bañaban durante los hasta tres meses que duraba una patrulla de combate. El olor de los sudorosos cuerpos se añadía al olor de sentinas, letrinas, cocina, ropas mohosas, gasóleo y la colonia al limón que utilizaban los hombres para eliminar la sal de sus rostros.
No existía la intimidad, salvo el poco tiempo que pasaban en la letrina, ni tranquilidad. De fondo había siempre luces encendidas, el chillido de las comunicaciones por radio, el siseo de las mojadas botas de goma, el zumbar de una bomba de sentina, el sorber de las válvulas de entrada de aire y el pulsar de los motores diésel.
El peligro estaba siempre presente. Con mal tiempo, el océano provocaba olas que saltaban por encima de la torreta que numerosas ocasiones arrastraban a los hombres por encima de la borda.
En octubre de 1941, cuando el "U-106" cruzó el golfo de Vizcaya en un tranquilo día azul, una nueva guardia salió al exterior para descubrir que habían desaparecido los cuatro hombres del turno anterior a los que acudían a reemplazar. Una tremenda ola de popa los había barrido y nadie se dio cuenta del suceso.
Estos incidentes se mezclaban con la paranoia de los submarinistas que los alemanes llamaban Blechkoller, o neurosis de la "lata de conserva". Una forma de tensión nerviosa que podía conducirles a una violenta histeria, particularmente bajo los ataques con cargas de profundidad, en los que si eran alcanzados por una de estas cargas la muerte era casi segura. Si bajaban a demasiada profundidad el submarino se podía colapsar y quedar aplastado como una lata de refresco por culpa de la presión.
Cuando los los barcos de guerra aliados abandonaban su ataque a un submarino, el primer pensamiento del comandante de la nave era salir a la superficie para respirar.
Con suerte, pronto hallarían una presa, y la victoria por el hundimiento de un navío enemigo aliviaría la tensión de sus agotados tripulantes.
El terror que provocaban en los aliados los U-Boote alemanes era igual al que se enfrentaban los hombres de estos mismos submarinos. Ser un marino miembro de la tripulación de un submarino alemán era uno de los puestos de combate más duros y peligrosos de la Segunda Guerra Mundial.
Los U-Boote alemanes hundieron un total de 2.779 buques mercantes durante la Segunda Guerra Mundial y 382 navíos de guerra y apoyo, pero a un coste elvadísimo. Alemania perdió 28.542 de sus 41.300 tripulantes de sumergibles, el 70% de los destinados a la fuerza de submarinos. Tambien se perdieron 753 de los U-Boote que entraron en combate. Solo sobrevivieron 108 unidades.
Para saber más:
Así fue la guerra submarina, de Harald Busch
U-Boote, submarinos alemanes en la SGM: Mito y realidad de un trágico destino, de Santiago Mata
Una Jauría de Lobos, de Carlos Canales y Miguel del Rey
Submarino, de Lothar-Günter Buchheim
U-Historia
Uboat
Diario de Guerra
Submarinos Alemanes
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Cine,
Curiosidades,
II Guerra Mundial,
Marina,
Solidaridad
domingo, 22 de abril de 2012
La batería Lindemann en la actualidad
La batería en 1942, ¡Impresionante! |
Para saber más:
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Abandonado,
Aviación,
Curiosidades,
Ejercito,
II Guerra Mundial,
Lugares Históricos
sábado, 21 de abril de 2012
El desastre de Port Chicago
Buscando información para la entrada sobre Doris Miller me tope por casualidad con esta historia, que ha pasado prácticamente desapercibida para los libros de historia.
Pues bien, en la Segunda Guerra Mundial, Port Chicago en California, servía como depósito de municiones, bombas y otros explosivos, donde llegaban los barcos que abastecían a las tropas estadounidenses que peleaban contra los japoneses en las islas del Océano Pacifico.
En esa base naval de la Bahía de San Francisco existía la segregación racial, como en el resto del ejército de EE.UU. Los marineros de color mandados por oficiales blancos realizaban la peligrosa y muy dura tarea de cargar los buques con municiones para el frente.
Hasta 18 toneladas de material por día y buque, se podía llegar a cargar. Teniendo en cuenta el gran peso del material explosivo y lo delicado de su manejo son cantidades muy grandes, sin contar con la presión a la que eran sometidos los marineros por sus oficiales, que realizaban apuestas para ver quien cargaba más material al día.Y por supuesto con muy pocas medidas de seguridad.
El 17 de julio de 1944 los trabajos se realizaron con normalidad durante el turno de día y fue por la noche cuando se produjo la fatalidad. Un incidente desconocido al momento de cargar uno de los buques provocó una explosión de unas dimensiones tan grandes que en rompió cristales y dañó edificios por casi toda la bahía de San Francisco y acabo con la vida de 320 personas.
Pasadas las diez y cuarto de la noche, una explosión en cadena se propagó por el puerto mientras los marino afroamericanos cargaban los explosivos en el carguero E.A. Bryan. Aún hoy no se ha podido averiguar como ocurrió la explosión, pero en los días previos se produjeron varios accidentes mientras se subía la carga a bordo del carguero Bryan, que ya tenía en sus bodegas más de 4.000tm, de municiones. Además de las 320 vida, la explosión hundió dos barcos, voló en pedazos 365 metros de muelle e incluso algunos aviones que sobrevolaban la zona vieron trozos volar a varios miles de metros de altura.
Pues bien, en la Segunda Guerra Mundial, Port Chicago en California, servía como depósito de municiones, bombas y otros explosivos, donde llegaban los barcos que abastecían a las tropas estadounidenses que peleaban contra los japoneses en las islas del Océano Pacifico.
En esa base naval de la Bahía de San Francisco existía la segregación racial, como en el resto del ejército de EE.UU. Los marineros de color mandados por oficiales blancos realizaban la peligrosa y muy dura tarea de cargar los buques con municiones para el frente.
Hasta 18 toneladas de material por día y buque, se podía llegar a cargar. Teniendo en cuenta el gran peso del material explosivo y lo delicado de su manejo son cantidades muy grandes, sin contar con la presión a la que eran sometidos los marineros por sus oficiales, que realizaban apuestas para ver quien cargaba más material al día.Y por supuesto con muy pocas medidas de seguridad.
El 17 de julio de 1944 los trabajos se realizaron con normalidad durante el turno de día y fue por la noche cuando se produjo la fatalidad. Un incidente desconocido al momento de cargar uno de los buques provocó una explosión de unas dimensiones tan grandes que en rompió cristales y dañó edificios por casi toda la bahía de San Francisco y acabo con la vida de 320 personas.
Pasadas las diez y cuarto de la noche, una explosión en cadena se propagó por el puerto mientras los marino afroamericanos cargaban los explosivos en el carguero E.A. Bryan. Aún hoy no se ha podido averiguar como ocurrió la explosión, pero en los días previos se produjeron varios accidentes mientras se subía la carga a bordo del carguero Bryan, que ya tenía en sus bodegas más de 4.000tm, de municiones. Además de las 320 vida, la explosión hundió dos barcos, voló en pedazos 365 metros de muelle e incluso algunos aviones que sobrevolaban la zona vieron trozos volar a varios miles de metros de altura.
El mayor número de
bajas fue de marinos afroamericanos. Dos terceras partes de los que
murieron eran marineros de color y la explosión hirió a otras 390
personas. Fue el incidente domestico
que más vidas cobró durante toda la guerra.
Tras el hecho a los oficiales
blancos les dieron 30 días libres, pero los negros en
cambio, recibieron la orden de regresar al trabajo. Por este hecho y por la falta de seguridad un gran número de marineros afroamericanos se negó a seguir trabajando, hasta que se solucionaran los problemas, lo que provocó lo que se llamó "El motín de los cincuenta de Port Chicago". Pero eso es otra historia, también muy interesante...
Marineros que sobrevivieron al incidente y que posteriormente se negaron seguir con el trabajo |
Memorial a los muertos en la explosión de Port Chicago. |
Ahora una serie de fotografías posteriores al incidente que muestran la brutalidad de la explosión:
Para saber más:
Etiquetas:
¿Sabias que...?,
Curiosidades,
II Guerra Mundial,
Marina,
Política
Suscribirse a:
Entradas (Atom)