Aunque los aliados y los países del eje respetan la neutralidad de Portugal, el aeropuerto de Lisboa es un hervidero de espías de ambos bandos. Al parecer, uno espías alemán vio aquella mañana del 1 de junio de 1943 cómo Winston Churchill pasa por delante del mostrador de la compañía alemana Lufthansa y se dirige al avión, llamado "Ibis". El agente informa inmediatamente. Churchill, en un avión comercial y sin cazas de escolta, a plena luz de día. Una oportunidad como esa no se presenta dos veces.
La presencia de Churchill en la capital portuguesa no sorprende. Acaba de estar unos días en el norte de África, donde se ha visto con Eisenhower y un año antes, ya había viajado una vez en un avión comercial a Bermuda, para no llamar la atención.
El avión despega del aeropuerto de Lisboa a las 7.35 y a las 10.54 horas, comienza su última comunicación. "Aquí G-AGBB", "Nos están siguiendo aviones desconocidos... ¡Nos están atacando aviones desconocidos!".
El comandante del aparato, Quirinus Tepas, intenta esquivar los disparos, como antes había hecho su compañero Koene Dirk Parmentier, que logró huir. Pero no hay suerte y el aparato cae como una bola de fuego al mar.
No hay supervivientes y una misión de rescate inicia la búsqueda el día después y no halla ni cadáveres ni supervivientes, aunque abate seis cazas alemanes cuando estos atacan al buque de guerra.
"En Londres creen que los cazas nazis atacaron el avión pensando que a bordo podría estar el primer ministro Winston Churchill"
The New York Times, 4 de junio de 1943.
Pero en el avión no viaja el primer ministro británico. A quien ve el espía en Lisboa es, probablemente, a Alfred T. Chenhalls, un hombre bajo, regordete (pesaba 101 kilos) que fuma puros, igual que Churchill. Chenhalls es el contable personal del actor Leslie Howard y al que algunos amigos le llama el segundo Churchill.
En el avión va Leslie Howard. Cuando coge el avión había vuelto de entrevistarse con Franco, para evitar que España entrara en la guerra al lado de Alemania. Nada más estallar la guerra, Howard había regresado de Hollywood a Inglaterra y se había convertido en un importante factor de propaganda aliada. Howard muere a los 50 años.
Realmente, el ataque fue fruto del azar ya que los aviones alemanes se encontraron con el G-AGBB por casualidad tras desviarse de su ruta de escolta a dos U-Boote debido al mal tiempo.
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