En 1942 una conferencia secreta tuvo lugar en el palacio de
Wannsee, a las
afueras de Berlín, donde se sentaron las bases de
"la solución final del problema judío". En esa reunión se hizo
referencia a los 6.000 judíos españoles censados por el Gobierno
español y entregado a las autoridades alemanas.
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Facsímil del Acta de la Conferencia de Wannsee.
En ella se menciona el número de judíos por cada país europeo |
El régimen de
Francisco Franco elaboró un archivo encaminado a colaborar
en el Holocausto. El 13 de
mayo de 1941, todos los gobernadores civiles
españoles recibieron una circular remitida por la Dirección General de
Seguridad, en la que les ordenaban que enviaran a la central informes
individuales de
“los israelitas nacionales y extranjeros afincados en
esa provincia”. La circular estaba firmada por José Finat Escrivá de
Romaní, quien poco después sería enviado a Berlín como
embajador de España y que llegaría a ser, nombrado por
Franco, alcalde de Madrid. Allí entregó a
Himmler su lista de 6.000
judíos españoles fichados.
El objetivo de aquellos informes era controlar a los judíos españoles de origen
sefardí.
“Las personas objeto de la medida que le recomiendo, han de ser principalmente aquellas de origen español
designadas con el nombre de sefardíes, puesto que por su adaptación al
ambiente y similitud con nuestro temperamento poseen mayores garantías
de ocultar su origen y hasta pasar desapercibidos sin posibilidad alguna
de coartar el alcance de fáciles manejos perturbadores”.
Pasado el tiempo, ese censo de los judíos españoles, como toda la
documentación comprometedora para el régimen franquista, fue ocultada o destruida. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial,
la
propaganda del gobierno franquista intentó hacer creer que España había contribuido a la salvación de miles de judíos
perseguidos por los nazis.
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Ángel Sanz Briz el "Ángel de Budapest" |
A esta colaboración del régimen fascista de Franco,
hay que añadir la pasividad, los silencios y las
ocultaciones a la opinión pública española, por parte de las autoridades
franquistas, del desarrollo del Holocausto entre
1942 y
1945. Franco tuvo noticia del Holocausto, desde luego a partir de
la declaración oficial de los Gobiernos de los Estados Unidos, Gran
Bretaña y otros 10 países aliados, del 17 de
diciembre de 1942,
condenando públicamente la política nazi de exterminio.
La prensa
española, sometida a estricta censura, no dijo absolutamente nada sobre el tema.
Además, en
agosto de 1944, el diplomático español Ángel Sanz Briz,
destinado en la embajada española en Budapest, envió un informe a las autoridades
españolas dando cuenta del exterminio de judíos en
Auschwitz, pero fue ignorado. A pesar de todo ello, un puñado de españoles ayudaron a salvar miles de vidas: El nombrado Ángel Sanz Briz, Sebastián Romero Radigales, embajador en Atenas; Eduardo Propper de Callejón, diplomático en la embajada española de París y después cónsul en Burdeos; José Ruíz Santaella, agregado de Agricultura de la embajada en Berlín; Bernardo Roland de Miotta, cónsul general de España en París; José de Rojas y Moreno, embajador de España en Bucarest; Julio Palencia y Tubau, ministro plenipotenciario en Sofía y Miguel Ángel Muguiro, ministro plenipotenciario en Budapest. Todos ellos reconocidos por Yad Vashem como Justos entre las Naciones.
Está claro que
los crímenes masivos de los nazis no
hubieran sido posibles sin la complicidad y los clamorosos silencios y
ocultamientos de ciertas autoridades militares, civiles y eclesiásticas
de los demás países europeos.
Tampoco se ha de olvidar a los miles de
republicanos españoles que abandonaron España tras la caída de la República y que también fueron abandonados por el gobierno franquista y declarados apátridas. Por
Mauthausen pasaron más de 7.200 españoles.
Dos de cada tres dejaron su vida allí.
Para saber más:
El País
Wikipedia (conferencia de Wannsee)
Wikipedia (Ángel Sanz Briz)
Wikipedia (Francisco Franco Bahamonde)