Los artificieros han decidido desmontar en primer lugar el detonador de la bomba. Si no fuera posible, tratarían de extraer la bomba para detonarla de forma controlada fuera de la ciudad -en la zona boscosa de Grünewald- o, en el peor de los casos, explosionarla en el lugar.
El hallazgo de bombas de la Segunda Guerra Mundial sigue siendo frecuente en Alemania y, especialmente, en Berlín, que fue intensamente bombardeada por los aliados en esa contienda y que conserva enterrados muchos artefactos que no llegaron a explotar.
Fuente:
Euronews
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