Durante la Segunda Guerra Mundial Lisboa fue la única ciudad europea en la que operaron abiertamente tanto los aliados como las potencias del Eje y que intentó mantener su neutralidad.
Intriga, traición, oportunismo y doble juego se dieron cita en la Ciudad de la Luz y fueron tan determinantes como cualquier maniobra en el campo de batalla. Cuando la guerra acabó la riqueza de Portugal -un país europeo relativamente pobre- se vio incrementada. ¿Qué se escondía detrás de esa aparente neutralidad?
Neill Lochery recrea de manera magistral y llena de suspense aquellos años cruciales de la historia del siglo xx y nos ofrece la estampa vívida de Lisboa, capital del juego con el casino de Estoril, refugio de los miembros de la realeza europea exiliados -los duques de Windsor-, territorio de operaciones de espionaje por ambos bandos, final del recorrido de refugiados de guerra.
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