El búnker fue descubierto por la superintendente de la ciudad, Anna Imponente, y el arquitecto Carlo Serafini mientras supervisaban las obras de reconstrucción del Palazzo Venezia, en el centro histórico de Roma.
Durante las obras Serafini e Imponente notaron la presencia de una trampilla de madera en el suelo que les condujo hasta el búnker situado a unos 50 metros bajo tierra.
Cuando vimos el hormigón, todo nos quedó claro. Es el duodécimo búnker de Roma, el último búnker de Mussolini. Las paredes descansan sobre los cimientos de una antigua torre y presentan en algunos lugares casi dos metros de espesor.
Fuente:
RT
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