Durante la Segunda Guerra Mundial, en mayo de 1943, el almirante italiano Gino Pavesi ofreció un ejemplo patético de liderazgo cuando las tropas aliadas se preparaban para tomar la isla siciliana de Pantelaria.
A pesar de que estaba muy bien fortificada, a base de muros y túneles subterráneos, la defendían más de once mil hombres bien pertrechados y disponía de un centenar de baterías costeras, Pavesi rindió la plaza sin disparar casi sin disparos.
La razón que adujo el almirante fue que la isla no disponía de suficiente agua potable, pero los británicos encontraron cisternas llenas cuando entraron en ella. Según los mentrideros la verdadera causa fue que el almirante, de 70 años, acababa de casarse con una joven de 25 y no estaba dispuesto a estropear su luna de miel empeñándose en defender la isla.
El único contratiempo sucedido en la toma de Pantelaria fue el mordisco que un burro arreó en la mano a un soldado inglés.
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