Entre las 1.500 obras de arte que el anciano Cornelius Gurlitt almacenaba en un piso de Múnich hay muchas piezas desconocidas por los historiadores del arte. Entre ellas, un autorretrato de Otto Dix y una obra de Marc Chagall que no constan en ningún catálogo.
El anciano de 80 años, hijo del marchante de arte Hildebrand Gurlitt, guardaba en un piso de clase media un tesoro artístico de 1285 imágenes sin enmarcar y 121 enmarcadas, en buena parte obra de grandes maestros del periodo de entreguerras. Piezas de Picasso, Matisse, Brockmann y Nolde, entre otros, que Gurlitt almacenaba en estantes montados por él mismo en su vivienda muniquesa, donde al parecer, también almacenaba latas de comida caducada y alimentos en mal estado.
Según el jefe del Departamento de Aduanas bávaro, Siegfried Klöble, las obras de arte estaban ordenadas y en muy buen estado. Las autoridades investigan cuántas piezas llegaron a manos de la familia Gurlitt tras serles robadas a coleccionistas o a artistas judíos.
La colección salió a la luz tras un control rutinario de Aduanas en el ferrocarril que comunica Múnich con la capital financiera de Suiza. El anciano portaba un buen número de billetes de 500 euros por lo que la policía lo estuvo vigilando durante más de dos años hasta que algunos indicios dieron para una orden de registro.
Aún se desconoce quienes son los auténticos propietarios de las obras de arte.
Fuente:
El País
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