El régimen nazi dedicó grandes esfuerzos a conformar una religión propia basada en la raza aria, el Gran Maestre revisaba las fotos y los informes de pureza racial de quienes querían ingresar en esta secta para corroborar su procedencia alemana. Esta religión buscaba acabar con el cristianismo.
Heinrich Himmler, comandante jefe de las SS y gran seguidor de las ciencias ocultas, fue el creador, en julio de 1935, (basándose en la Sociedad Thule) de la Deutsches Ahnenerbe, una sociedad de estudios para la historia antigua del espíritu germánico, que recuperara las tradiciones alemanas; una especie de religión en la que los SS eran considerados como monjes guerreros.
De ahí que el esoterismo, y muy especialmente las runas (el símbolo de las SS es una runa), tomasen gran importancia en la Ahnenerbe e incluso se les dedicase uno de los 43 departamentos que componían las SS, al mismo nivel que la lingüística o la arqueología. En este departamento se investigaban técnicas de concentración además de practicar yoga y filosofía zen adaptadas a la filosofía nazi y las tradiciones germánicas.
El departamento de arqueología germánica se dedicó a la búsqueda de objetos místicos, que se suponían de gran poder, para dar la victoria al III Reich, objetos como la Lanza del Destino (Longinos), el Arca de la Alianza o el Santo Grial. El departamento racial realizó múltiples investigaciones y expediciones para encontrar el origen de la raza aria. La más ambiciosa fue la expedición al Tibet.
Las investigaciones más importantes eran sobre el ocultismo, lideradas por el misterioso Friedrich Hielscher, del que Himmler opinaba era el la persona más influyente en el III Reich después de Hitler, al ser considerado el líder espiritual del movimiento nazi. Hay quien afirma que si Alemania hubiera ganado la guerra, Hielscher hubiera llegado a ser como el Papa de esta religión nazi.
Esta religión erradicaría de la sociedad alemana el cristianismo por lo que no dudaron en cambiar las festividades. Transformaron la Navidad en la celebración del nacimiento del Sol Invictus y la Pascua se cambió por la fiesta de Ostara, al igual que en su momento hizo la Iglesia Católica con las festividades paganas.
La Ahnenerbe creó nuevos sacramentos. Para casarse, por ejemplo, ambos contrayentes debían demostrar que ambos eran de pura sangra aria. Y tras celebrarse un matrimonio civil, recibían como regalo un ejemplar de Mein Kampf. Si los cónyuges pertenecían a la SS se presentaban ante Himmler o alguno de sus jefes más importantes y este les entregaba pan y sal, como símbolos de la tierra y la fertilidad. Lo hijos del matrimonio pasaban por un rito similar al bautismo que los hacía miembros de las SS.
Para saber más:
El enigma nazi, de José Lesta
El Economista
ABC
Thule Italia
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