
Los trabajos se iniciaron en junio de 1942, partiendo de los dos extremos y fueron obligados a trabajar hasta 60.000 prisioneros de guerra aliados, que posteriormente llegó a 200.000, solo con herramientas muy primitivas.
Durante los 15 meses que duró la construcción se extrajeron tres millones de metros cúbicos de roca y se levantaron casi quince kilómetros de puentes. La línea férrea se llamó el “ferrocarril de la muerte” debido a que costó la vida de 16.000 prisioneros aliados y otros 100.000 trabajadores forzosos asiáticos.

La construcción de uno de los puentes sobre el río Kwai fue uno de los mayores obstáculos en la construcción del ferrocarril Tailandia-Birmania. La estructura metálica del puente provenían de Java y fueron montados casi únicamente a mano. A su lado se encontraba un puente temporal de madera por el que circuló el primer tren en 1943. Los puentes fueron duramente dañados por bombardeos aliados en 1944 y 1945. Del puente de madera solo quedaron las pilastras y el puente de acero solo pudo ser útil después de la guerra y todavía se utiliza.
La violencia que padecieron los prisioneros en parte es culpa del Bushido, el código de los Samurai, por el que un soldado no debería aceptar jamás ser un prisionero, suicidándose si fuera necesario. Como según el Bushido los prisioneros aliados no tenían honor se les negaron toda clase de derechos, además de que Japón no había suscrito los acuerdos de Ginebra sobre los prisioneros de guerra.
Muchos de los muertos están enterrados en el cementerio Kanczanaburi donde se pueden ver las tumbas de 6.982 prisioneros de guerra. En muchas de las lápidas de piedra no parecen los nombres de los prisioneros, solo se pueden leer la inscripción “un hombre que dio la vida por su país”. La mayoría de los soldados enterrados aquí murió con tan solo 25 años.

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