Si invadían Okinawa, los aviones estadounidenses serían capaces de usarla como base para atacar las principales islas de Japón. Por eso, los jóvenes teníamos que impedirlo. En marzo de 1945 era normal ser un piloto kamikaze. Todos aceptábamos ser voluntarios.Mientras volaba hacia su última misión tuvo una avería en el motor y se vio forzado a amerizar. Hacia el final de la guerra los aviones utilizados por los escuadrones de "ataques especiales" eran aviones viejos o reparados con restos de otros aparatos.
Antes de que pudiera volver a intentarlo, Japón se rindió.
El sentido común dice que uno tiene una sola vida, entonces, ¿por qué querrías desprenderte de ella? ¿Por qué te haría eso feliz? Pero en aquel entonces todos mis conocidos querían ser voluntarios. Necesitábamos ser guerreros para impedir la invasión. No nos cabía la menor duda.Itatsu saca de una serie de largos tubos de cartón piezas delgadas de papel escritas con caligrafía negra. Cuidadosamente desenrolla una sobre la mesa y comienza a leer.
Querida madre, sólo lamento no haber hecho más por ti antes de morir. Pero morir como combatiente del emperador es un honor. Por favor no te sientas triste.Muchas de las cartas muestran como la mayoría de los japoneses obedecían ciegamente al emperador.
Otras muestran otra mentalidad muy diferente.
Mañana, alguien que cree en la democracia dejará este mundo. Puede que parezca solitario, pero su corazón está lleno de satisfacción. La Italia fascista y la Alemania Nazi han sido derrotadas. El autoritarismo es como construir una casa con piedras rotas.Itatsu cree que las Cartas Kamikaze deberían ser Patrimonio de la Humanidad ya que debe ser transmitido a las generaciones futuras.
El contenido de las cartas son un importante testimonio para conocer la capacidad de sacrificio de los soldados japoneses y la tradición del Bushido.
Nunca miro hacia atrás con pesar. Quienes murieron lo hicieron por su propia voluntad. En aquel tiempo pensé que realmente fui desafortunado de sobrevivir. Yo quería morir con ellos. En cambio, tengo que concentrar mis esfuerzos en mantener su legado.
Algunas de estas cartas se encuentran en el memorial a los kamikazes que se encuentra en la Academia Naval de Etajima, en Nagasaki.
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