Han pasado 70 años desde aquel 6 de junio de 1944 que cambio el desarrollo de la guerra en Europa. A pesar del tiempo transcurrido y el número cada vez menor de veteranos, podría parecer que el interés por el Día D hubiera disminuido, pero cada vez hay más gente que visita los lugares del desembarco. El Día D siempre será recordado como el principio de la liberación de Europa de la ocupación nazi, mientras los rusos hacían lo propio en el Este.
Nunca antes se había realizado una operación combinada aéreo-naval de tal envergadura. Cuando los miles de soldados aliados partieron para cruzar el Canal de la Mancha hacia las playas de la Francia ocupada, los más de 5.000 barcos eran una visión espectacular. Cuando los pilotos de los miles de aviones que participaron observaban esa descomunal flota apenas podían creer lo que veían desde su cabinas.
Los aliados no solo eran estadounidenses, británicos y canadienses, también estaban preparados los soldados de 30 naciones diferentes, para los que la intensidad emocional era tremenda. Para los franceses, era algo intensamente esperado, era el momento de liberar su patria. Para los británicos, era el momento de su revancha tras la amarga evacuación de Dunkerque. Para los soldados estadounidenses acudían al rescate de Europa, como en la Gran Guerra de 1914.
El éxito de la invasión aliada del 6 de junio, visto desde la distancia del tiempo, puede parecer inevitable debido a la superioridad militar de las fuerzas aliadas. Pero el azar jugó un papel más que significativo en la operación. Se temía que la operación fuera un desastre. La meteorología era crucial.
Si el general Eisenhower hubiera tomado una decisión equivocada sobre si se debía o no confiar en las previsiones meteorológicas, que indicaban que habría una breve pausa en el mal tiempo el 6 de junio y si la invasión se hubiera retasado las dos semanas que algunos altos mandos solicitaban, la flota aliada se habría encontrado con la peor tormenta conocida en el Canal de la Mancha de los últimos 40 años. Como le sucedió a la Armada Invencible en 1588. Si se llega a posponer la invasión por segunda vez, (el desembarco estaba fijado para el día 5) casi con seguridad los alemanes lo habrían descubierto.
Si la invasión llega a fracasar, con los avances soviéticos en el Rin,
la historia de la posguerra de Europa podría haber sido muy diferente.
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