Winston Churchill fue primer ministro del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra en el periodo comprendido entre 1951 y 1955. Considerado uno de los grandes líderes de tiempos de guerra, fue un notable estadista y orador, y obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Fue un escritor prolífico y dio muchas frases celebres, aunque se le han atribuido muchas que no eran realmente suyas. También su carrera política está llena de anécdotas.
Escenas no aptas para perros
Un día estaba viendo la película “Oliver Twist” con su caniche Rufus en su regazo y, en determinado momento, uno de los personajes estaba a punto de ahogar a su perro para despistar a la policía que le seguía los pasos. Para evitarle la violenta escena al animal, el político le tapó los ojos con una mano y le dijo:
-No mires ahora, querido. Ya te lo contaré después.
El joven fotógrafo
Cuando Churchill cumplió 80 años un periodista menor de 30 fue a fotografiarlo y le dijo:
- Sir Winston, espero fotografiarlo nuevamente cuando Ud cumpla 90 años.
Respuesta de Churchill:
- ¿Por qué no? Ud parece bastante saludable.
La invitación y su respuesta
Telegramas
intercambiados entre el dramaturgo Bernard Shaw y Churchill .
Invitación de Bernard Shaw a Churchill:
‘Tengo el honor de invitar al digno primer-ministro al estreno de mi obra Pigmalión. Venga y traiga un amigo, si lo tiene.’ Bernard Shaw
Respuesta de Churchill a Bernard Shaw:
‘Agradezco
al ilustre escritor la honrosa invitación. Infelizmente no podré
concurrir a la primera presentación. Iré a la segunda, si se realiza.’ Winston Churchill
En el discurso de Monty
El General Montgomery estaba siendo homenajeado, por vencer a Rommel en la batalla de África, en la Segunda Guerra Mundial.
Discurso del General Montgomery:
-’No fumo, no bebo, no prevarico y soy un héroe’
Churchill oyó el discurso y con celos, retrucó:
-’Yo fumo, bebo, prevarico y soy el jefe de él.’
Una taza de té
En el Parlamento inglés, durante uno de los discursos de Churchill, una diputada de la oposición pidió la palabra. A Churchill no le gustaba que interrumpiesen en sus discursos. Pero le dieron la
palabra a la diputada y ella dijo:
-Sr. Ministro, si Vuestra Excelencia fuese mi marido, yo pondría veneno en su taza de té
Churchill, con mucha calma, se quitó los lentes, y en medio de un gran silencio exclamó:
-Y si yo fuese su marido, me tomaba ese té.
Un asunto de dinero
Charles de Gaulle discutía con Churchill sobre una operación
militar, el francés notó cómo Churchill hacía demasiado hincapié en que no era económicamente rentable. Esto
exasperó a de Gaulle, quien dijo:
-Ustedes los Ingleses
solamente pelean por el dinero, deberían aprender de nosotros los
franceses, que luchamos por el honor y la dignidad.
Churchill replicó, muy calmado:
-Bueno, cada quien pelea por lo que le hace falta.
Amabilidad guerrera
Cuando Inglaterra le declaró
la guerra al Imperio Japón, lo hizo, mediante una carta de Churchill al embajador
japonés en Londres.
La carta terminaba con una de esas frases
hechas, sin saber muy bien porqué:
“Tengo el honor de ponerme, señor, con todo respeto, a sus órdenes”.
Debido a esto Churchill fue muy criticado, a lo que respondió:
“Después de todo, si uno tiene que matar a alguien, no
cuesta nada ser amable”.
La ley seca
Durante la Ley Seca en los Estados Unidos, Winston Churchill se refirió públicamente a la enmienda constitucional que prohibía el alcohol como “una afrenta a toda la historia de la humanidad”. A Churchill le encantaba el whisky escocés.
La foto
El fotógrafo Yousef Karsh le iba a tomar una foto, que sería iconica, a Winston Churchill. El fotógrafo, antes de realizar la instantánea, se acercó y le quitó directamente el puro de la boca. Su malestar quedó claramente reflejado en la fotografía.
Pearl Harbor
Churchill era consciente desde 1940 de que la victoria sobre Alemania dependía de la intervención de Estados Unidos, por esta razón cuando tuvo lugar el ataque japonés a Pearl Harbor que provocó la entrada norteamericana en la guerra comentó con optimismo:
"Así que después de todo hemos ganado".
Sobre Gibraltar
En 1940, se estudió devolver Gibraltar a España a cambio de que Franco apoyara a los británicos. El primer ministro no tenía muy claro el asunto y escribió la siguiente nota:
"Los españoles saben que si perdemos lo van a obtener de todos modos, y estarían locos si creyeran que si ganamos les vamos a demostrar nuestra admiración por su conducta ofreciéndoselo".
Para saber más:
Recursos de auto ayuda
20minutos
ABC
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ResponderEliminarGracias a ti Mario. Un saludo.
EliminarGracias por publicar anécdotas tan interesantes.
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