La periodista estadounidense
Bridget Harris siempre había escuchado con interés las historias que su madre contaba sobre su abuelo en la
Segunda Guerra Mundial. Pero la última historia fue la más sorprendente:
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Adolf Hitler (última fila, segundo desde la derecha) en el hospital de Berlitz. |
Su abuelo, el sargento Paul T. Lipari, desembarcó el
Día D en Normandía y combatió a través de Francia hasta llegar a Alemania, de donde
se trajo a casa una colección de recuerdos, que incluía varias fotografías de Adolf Hitler en los primeros años del nazismo o cuando se recuperaba de sus heridas durante la
Primera Guerra Mundial. Las fotografías se eran para propaganda nazi e intentaban representar al dictador alemán como un gran líder cercano al pueblo, como un ciudadano más.
Las imágenes, que se encontraban en una sobre de papel especial, fueron realizadas por Heinrich Hoffmann, el fotógrafo personal de
Hitler, para un libro titulado: "Alemania se despierta: El crecimiento, lucha y victoria del NSDAP".
Cada foto tiene en su parte posterior un número y una leyenda que ensalza a Hitler y al partido nazi. Hitler tenía muy claro
el poder de la fotografía y vigilaba cuidadosamente, hasta la paranoia, su imagen y el uso que se hacía de ella.
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Más de 100.000 hombres de las SA en la convención del partido en Nuremberg. Marchando trás el Führer. (delante) |
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(detrás) |
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Hitler le da su autógrafo a un niño. |
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El Führer en un avión el día de su cumpleaños de 1932. |
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Hitler saluda a un veterano de la Gran Guerra. |
Para saber más y más imágenes:
LIFE
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