
Los trajes térmicos funcionaban igual que las actuales mantas eléctricas, con hilos entre las capas de lana, con una capa interior de algodón. Este sistema se aplicaba también a las botas y a los guantes.
Los diseñadores trabajaron, realizando pruebas en una habitación fría en Fort Monmouth, Nueva Jersey, para optimizar el traje a temperaturas inferiores a los -50º centígrados.
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Revista Good Housekeeping, abril 1945 |
Aunque se realizaron múltiples pruebas con voluntarios humanos también participó en los experimentos el "Hombre de Cobre", que disponía de sensores en su cabeza, manos, torso y los pies a través de los cuales los investigadores podían tomar 15 lecturas diferente sobre el comportamiento del traje de vuelo. Durante el transcurso de la guerra los trajes fueron mejorando hasta llegar a trabajar en temperaturas de -60º.
Después de que los trajes se hicieran innecesarios, con la aparición de las cabinas presurizadas de los pesados bombarderos cuatrimotor B-29 Superfortress en mayo de 1944, General Electric aprovechó la tecnología para venderlo como acogedoras mantas eléctricas para los fríos inviernos de la posguerra.
Para saber más:
General Electric
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