Una de esas empresas fue General Electric que, en 1942, fabricó el "Hombre de Cobre", un maniquí de 1,79m, con una delgada piel de cobre, que se utilizó para probar los trajes de vuelo climatizados que mantenían calientes a los aviadores de los bombarderos, debido a las bajas temperaturas de los vuelos a gran altitud.
Los trajes térmicos funcionaban igual que las actuales mantas eléctricas, con hilos entre las capas de lana, con una capa interior de algodón. Este sistema se aplicaba también a las botas y a los guantes.
Los diseñadores trabajaron, realizando pruebas en una habitación fría en Fort Monmouth, Nueva Jersey, para optimizar el traje a temperaturas inferiores a los -50º centígrados.
Revista Good Housekeeping, abril 1945 |
Aunque se realizaron múltiples pruebas con voluntarios humanos también participó en los experimentos el "Hombre de Cobre", que disponía de sensores en su cabeza, manos, torso y los pies a través de los cuales los investigadores podían tomar 15 lecturas diferente sobre el comportamiento del traje de vuelo. Durante el transcurso de la guerra los trajes fueron mejorando hasta llegar a trabajar en temperaturas de -60º.
Después de que los trajes se hicieran innecesarios, con la aparición de las cabinas presurizadas de los pesados bombarderos cuatrimotor B-29 Superfortress en mayo de 1944, General Electric aprovechó la tecnología para venderlo como acogedoras mantas eléctricas para los fríos inviernos de la posguerra.
Para saber más:
General Electric
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