A los servicios de inteligencia aliada les faltaba información sobre los nuevos cohetes V-2 alemanes, una de las armas de represalia de Hitler. Cuando uno de estos V-2 realizó un lanzamiento fallido en el verano de 1944, rápidamente se organizó una misión para rescatarlo. La operación Wildhorn III.
El cohete, tras su lanzamiento cayó en un lugar apartado en una zona rural de Polonia y fue encontrado por el ejército de resistencia polaco antes de que las tropas alemanas dieran con el lugar dónde se había estrellado. Los polacos notificaron rápidamente el hallazgo a los británicos y se dispuso inmediatamente una operación para que el cohete fuera desmontado y las partes más vitales trasladadas al Reino Unido para estudiarlas.
Con base en Brindisi, al sur de Italia, un Douglas C-47 Skytrain, dotado de depósitos adicionales de combustible para que pudiera volar a Polonia y recoger el cohete. Despegó el 25 de julio de 1944 y voló a Tarow, a 200 km al sur de Varsovia sobre Hungría y Yugoslavia. La tripulación estaba formada por cuatro hombres muy experimentados en operaciones especiales incluyendo a Kazimierz Szrajer un intérprete polaco que en agosto de 1944 participó en el lanzamiento de ayuda a los sublevados de Varsovia.
Cuando llegaron a Tarov aterrizaron en una pista improvisada que resultó ser en un terreno muy blando. Cuando consiguieron cargar las partes de cohetes y cinco pasajeros más intentaron despegar de regreso a Italia pero el avión se encontraba atascado. Pensando que el problema estaba en los frenos, la tripulación decidió cortar los manguitos de freno, pero fue en vano, lo que causó que se perdiera todo el fluido hidráulico del sistema de frenado.
La pesada carga y los pasajeros habían sobrecargado el aparato, por lo que las ruedas estaban atascadas en el fango. Cuando ya estaba casi amaneciendo los soldados polacos lograron terminar unas zanjas para poder sacar las ruedas. Con ambos motores a plena potencia el avión finalmente comenzó a moverse y fue capaz de despegar rozando las copas de los árboles. Como el sistema hidráulico también recogía el tren de aterrizaje tuvo que ser retraído a mano.
Después de una travesía de más de 5 horas volando de regreso a Italia, el avión tuvo que aterrizar sin frenos pero la experimentada tripulación logró aterrizar el avión con su carga de manera segura. La tripulación fue elogiada por su valentía y capacidad de conseguir salir de la difícil situación en la que se encontraron tras las líneas enemigas.
Las partes del cohete V-2 fueron posteriormente trasladados al Reino Unido para una mayor investigación y la tripulación fue condecorada por el Gobierno polaco en el exilio en Gran Bretaña por "el coraje, la determinación y la frialdad con la que se llevó a cabo uno de los vuelos épicos de la guerra por parte de un avión de transporte sin armas" .
Para saber más:
Aircrew Remembered
Telegraph
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