Al finalizar la
Segunda Guerra Mundial, España era el mejor refugio para que los nazis perseguidos por los aliados pudieran huir hacia Sudamérica en alguno de los barcos que principalmente partían del puerto de Bilbao.
Siempre protegidos por el gobierno de Franco.
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León Degrelle (centro) |
El refugio lo aportaban principalmente familias acomodadas con vinculación con el régimen de
Franco y que no preguntaban por el pasado de sus huéspedes a pesar de pasar en sus casas meses o incluso años y sin hablar una sola palabra de español y de los que tan solo conocían sus nombres.
La mayoría de ellos ni siquiera aparecen en las listas negras realizadas por los aliados. Las familias españolas daban refugio a uno, dos y hasta a familias enteras siempre a cambio de nada y hasta vivían en hoteles como unos huéspedes más del establecimiento. Unos partían de un día para otro y otros hasta celebraban fiestas de despedida.
Los aliados reclamaron al
gobierno español 750 alemanes de sus listas en las que se hacía constar sus direcciones y sus actividades durante el régimen nazi. Sus actividades pasaban de agentes de las
Gestapo, miembros de las
SS hasta empresarios. De los alemanes reclamados ninguno de los repatriados a Alemania tenía especial relevancia a pesar de que e
l Gobierno español conocía perfectamente sus domicilios y sus actividades. Las repatriaciones se realizaron muy lentamente y poniendo todo tipo de trabas.
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Otto Skorzeny junto a Benito Mussolini tras su liberación |
Entre los más conocidos de los que vivieron y murieron con total impunidad en
España están:
León Degrelle, fundador del movimiento de la extrema derecha belga Rex y jefe de la Legión Valona destacada en el frente del Este, que llegó a España en un avión que aterrizó en la playa de la Concha en San Sebastián en mayo de 1945 y fue un protegido del gobierno; Otto Skorzeny, el hombre que liberó a
Musssolini en el Gran Sasso; Hans Hoffman, quien durante la
Guerra Civil había estado destinado en la Legión Cóndor. Gracias a sus excelentes contactos nunca fue repatriado o los miembros de las SS Gerhard Bremer, Anton Galler, Paul Maria Hafner, Otto Remer o Hauke Bert Pattist Joustra y un largo etcétera cuyas tumbas se pueden visitar en varios cementerios repartidos por el país como el de Denia.
De los 750 reclamados, 255 eran considerados de máxima prioridad y poco más de 100 fueron expatriados. 70 se quedaron en España.
Entre los que
usaron España como trampolín para huir a hispanoamérica está, por ejemplo, el SS Reinhard Spitzy, que fue asistente de Ribbentrop tras esconderse en Cantabria huyó a
Argentina en 1948 con un
pasaporte falso acreditado por la Falange.
Para saber más:
El País 1
El País 2
ABC
Ideal
La Voz de Galicia
Público
El archivo del crimen
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