
Oficialmente el primer soldado en desembarcar en Gran Bretaña fue William H. Henke, de Hutchison, Minnesota. Detrás de el llegó el choque de culturas entre yanquis y británicos que provocó más de un problema, a pesar de que hablaran el mismo idioma. Por ejemplo en Estados unidos un "copper" era un poli, mientras en inglés británico significaba calderilla. Otro ejemplo sería que "vest" es un chaleco para un yanqui, mientras que para un inglés sería una camiseta interior.
Según el manual de instrucciones para los soldados norteamericanos de servicio en Gran Bretaña:
Los británicos suelen comportarse de modo más reservado que nosotros. Si toman asiento en el autobús o el tren sin darte conversación, no es porque sean altivos o antipáticos. Probablemente te estén prestando más atención de la que crees. Pero no hablan por no parecer descorteses o entrometidos. Antes de conocer a la gente les oyes hablar "inglés". Al principio no entenderás de lo que hablan y puede que ellos no entiendan lo que dices. Su acento es muy distinto al que estamos acostumbrados, y muchas palabras suena extrañas...

Las tensiones podían llegar por cualquier cosa. Los soldados británicos cobraban cinco veces menos que los yanquis y los uniformes de estos eran más elegantes y de mejor calidad. El carácter más abierto de los norteamericanos daba un aire fresco a la rigidez social británica y ayudaba a olvidar la guerra. Esto les gustaba especialmente a las jóvenes británicas y para los soldados ingleses esto era una competencia desleal.
Muchas chicas británicas querían salir con los descarados yanquis y salir a bailar con ellos la música de las bandas norteamericanas, como la de Glenn Miller, en los clubes de la Cruz Roja o en el Rainbow Corner, junto a Picadilly Circus. Con perfumes, jabones o medias, los soldados agasajaban a las muchachas, que se sentían muy especiales.

Respecto a la comida, los norteamericanos tuvieron problemas para adaptarse. No les gustaba especialmente la cerveza, que se servía tibia. Tampoco se acostumbraron a los pasteles de riñones, las coles o al té que les parecía que "sabía a barro". A los tan británicos "Fish and Chips" si se acostumbraron con facilidad.
Realmente hubo menos problemas de los previstos. La mayor parte de los británicos tuvieron muy buena relación con los norteamericanos, les acogieron en sus casas y supieron apreciar los gestos de generosidad con que agradecían su hospitalidad, con regalos como chocolatinas y chicles para los niños. Los soldados afroamericanos encontraron una cálida bienvenida por parte de las familias británicas, en contraste con el abuso racista impuesto por sus compatriotas.
Para saber más:
Imperial War Museum
Daily Mail
BBC
WW2 History
Instructions for American Servicemen in Britain 1942, del War Department, Washington D.C.
El Día D: La Batalla de Normandía, de Anthony Beevor.
Over Here: The GIs in Wartime Britain, de Juliet Gardiner
Soldats en Normandie-Les Américains. Nª 22 Revista Les Mini-Guides Histoire & Collections
La Segunda Guerra Mundial Ed Sarpe.
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