Abril de 1944, Joaquín Miranda de Onís, un profesor de las Escuelas de Ingenieros y Peritos Agrónomos, se encuentra al pie de la escalerilla de un avión que acaba de llegar al aeródromo militar de Cuatro Vientos procedente de Berlín. El aparato trae, directamente de la Cancillería del III Reich. un paquete de Hitler para Franco.
El paquete contiene una tela de sarga marrón humedecida que protege un regalo muy poco habitual: cuatro parejas de carpas (cyprinus carpis especulum) que destacan por tener en el lomo escamas muy brillantes, como espejos. Estas carpas son una especie de origen centroasiático que fue introducida en Europa por los romanos y son muy apreciadas en la cocina bávara.
Hitler conoce la gran afición de Franco por la pesca a través de el embajador alemán en España, Eberhard von Stohrer, uno de los organizadores del Encuentro de Hendaya en la frontera hispano-francesa, el 23 de octubre de 1940, entre Adolf Hitler y Francisco Franco. Quizás por ese motivo y por que las carpas son conocidas en Alemania como "Raza de Galitzia" es por lo que el canciller alemán decidió regalar los peces a Franco.
Fuese por lo que fuese, para la diplomacia española era un asunto comprometido. Por ese motivo fue enviado Miranda de Onís a por los peces y se tomó la decisión de arrojarlas en el estanque de la Reina, entre el Palacio Real y El Pardo. El estanque de más de 4 metros de profundidad sirvió de hogar, dónde las carpas comieron, crecieron y se multiplicaron. En 1994, cuando se tuvieron que realizar diversas reparaciones en el estanque y ser vaciado, las carpas habían pasado de los ocho peces iniciales a más de 7000 y fueron trasladadas en contenedores a una piscifactoría situada junto a la depuradora municipal de Migas Calientes, junto al Manzanares.
Existen dos versiones por las que las carpas fueron a parar a los ríos madrileños. Una es que con ellas se repoblaron algunos de los pantanos de la Comunidad de Madrid y otras enviadas al Campo de Prácticas de la Escuela de Agrónomos. La segunda versión dice que en el mismo año de su traslado a la piscifactoría, el río Manzanares sufrió una repentina crecida que paso de los 2 hasta los 200 metros que arrasó las instalaciones piscicolas y muchas de ellas fueron a parar al caudal del Manzanares.
Así que muchas de las carpas que hoy pueblan los ríos y pantanos de la Comunidad Madrid son descendientes de aquellas que llegaron de Alemania hace más de 70 años.
Para saber más:
El País
¡Es la Guerra!
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