La Operación Monasterio, es una de las historias más desconocidas y fascinantes de inteligencia y espionaje y uno de los momentos clave de la Segunda Guerra Mundial. En varios sentidos fue un engaño más completo que la Operación Fortaleza que pusieron en marcha los aliados antes del desembarco de Normandía y que sembró la confusión entre el alto mando alemán con respecto a dónde y cuando se iba a producir el Día D. La diferencia más dramática está en el coste humano que supuso la Operación Monasterio. Stalin ordenó el sacrificio de más de 70.000 hombres con el único fin de engañar a los alemanes.
La Operación Monasterio comenzó a desarrollarse en el verano de 1941 con el objetivo de infiltrarse en el servicio de inteligencia alemán. El principal agente soviético era Alexander Demyanov. Demyanov consiguió que fuera fichado como agente por el Abwehr (los servicios secretos alemanes) con el nombre en clave de "Max".
A finales de 1942 Max informó al Abwehr de su nombramiento como oficial de comunicaciones adjunto al Cuartel General del Alto Mando soviético en Moscú. A partir de ese momento, la información que enviaba Max a Berlín era tan valiosa, aunque enriquecida con lo que se conoce en el argot de los espías como "pienso para pollos" o información verídica pero carente de utilidad táctica, que convenció a los alemanes de su gran valor como agente infiltrado en el alto mando soviético.
El mayor logro de Max como agente doble fue cuando informó a los alemanes de la Operación Marte, por orden directa de Stalin. El 19 de noviembre de 1942, el Ejército Rojo lanzó la Operación Urano, una maniobra de pinza que cogió desprevenida a la retaguardia alemana que sitiaba la ciudad de Stalingrado. Unos días después lanzaron la Operación Marte. Esta operación consistía en lanzar un importante ataque, con seis ejércitos, a unos 150 kilómetros de Moscú, al noroeste. El ataque fue detenido por los alemanes y costó la vida a mas de 70.000 soldados soviéticos y 40.000 alemanes. Esta operación fue un engaño creado por la inteligencia soviética para desviar la atención de la Wehrmacht sobre la Operación Urano. Tan alto coste de vidas fue vital para la derrota alemana en Stalingrado. Un símbolo de la lucha de egos titánicos entre Hitler y Stalin.
Según diversos informes recientemente desclasificados, en 1942, los británicos avisaron a los soviéticos de que tenían problemas de seguridad en su alto mando y al comprobar que los soviéticos no hacían nada por solucionarlo supusieron que Max era un agente doble que trabajaba para Berlín y Moscú. Poco después descubrieron que Max habia pasado información muy completa de la Operación Marte, gracia a la cual los alemanes derrotaron a los soviéticos. Los británicos no entendían como este agente había pasado esa información a los alemanes, para que masacraran a sus compatriotas. En realidad los británicos no estaban informados de la brutal Operación Monasterio.
Para saber más:
La Guerra Secreta, de Max Hastings
El Cultural
El Gran Capitán
Foro Militar General
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