En septiembre de 1989, la revista de interés general canadiense "Saturday Night" publicó un artículo sobre los campos de la muerte de Eisenhower, en base a la investigación del historiador James Bacque, que se puede leer escaneado en la web Huge Questions y traducido aquí, con testimonios de prisioneros alemanes que sobrevivieron a estos campos.
El 10 de marzo de 1945, un documento enviado al Estado Mayor Conjunto por la Comisión Consultiva Europea recomienda la creación de una nueva clase de prisioneros, las Fuerzas Enemigas Desarmadas (DEF) que al entregarse sin sus armas, a diferencia de los prisioneros de guerra definidos en la Convención de Ginebra, no serían alimentados por el ejército tras la rendición de Alemania. Militarmente, esto sería una violación directa del tratado, aduciendo en que mantener a las "Fuerzas Armadas Alemanas como prisioneros de guerra haría necesario una previsión de raciones a una escala igual a la de nuestras tropas de base, lo que iría mucho más allá la capacidad de los Aliados incluso si todas las fuentes alemanas fueran aprovechadas". Pero la decisión es política no militar.
Los Aliados no podían permitirse alimentar a los millones de prisioneros alemanes al mismo nivel en el que estaban alimentando a sus propias tropas, como lo exige la Convención de Ginebra.
El 26 de abril, el Estado Mayor Conjunto aprobó el estado de DEF para los prisioneros de guerra en manos sólo de EE.UU. Los británicos se negaron a aprobar el plan estadounidense para sus propios prisioneros. El Estado Mayor Combinado ordena que el estado de las DEF se mantenga en secreto.
Según afirma James Bacque en la revista Saturday Night, el problema no estaba realmente en los suministros. Había más que suficiente material en Europa como para construir las instalaciones básicas de los campos de prisioneros. El general Everett Hughes, había visitado a los enormes depósitos de suministros de Nápoles y Marsella e informó que el stock era mayor del que necesitaban y se extendía más allá de lo que alcanzaba la vista. Los alimentos tampoco debieron haber sido un problema, ya que en los EE.UU. los excedentes de trigo y maíz fueron mayores de lo que habían sido nunca, y había una cosecha récord de patatas. Además, la Cruz Roja Internacional tenía más de 100.000 toneladas de alimentos almacenados en Suiza y cuando se intentó enviar dos trenes cargados con ellos al sector estadounidense de Alemania, oficiales norteamericanos devolvieron, alegando que sus almacenes ya estaban repletos de alimentos.
El 26 de abril, el Estado Mayor Conjunto aprobó el estado de DEF para los prisioneros de guerra en manos sólo de EE.UU. Los británicos se negaron a aprobar el plan estadounidense para sus propios prisioneros. El Estado Mayor Combinado ordena que el estado de las DEF se mantenga en secreto.
Según afirma James Bacque en la revista Saturday Night, el problema no estaba realmente en los suministros. Había más que suficiente material en Europa como para construir las instalaciones básicas de los campos de prisioneros. El general Everett Hughes, había visitado a los enormes depósitos de suministros de Nápoles y Marsella e informó que el stock era mayor del que necesitaban y se extendía más allá de lo que alcanzaba la vista. Los alimentos tampoco debieron haber sido un problema, ya que en los EE.UU. los excedentes de trigo y maíz fueron mayores de lo que habían sido nunca, y había una cosecha récord de patatas. Además, la Cruz Roja Internacional tenía más de 100.000 toneladas de alimentos almacenados en Suiza y cuando se intentó enviar dos trenes cargados con ellos al sector estadounidense de Alemania, oficiales norteamericanos devolvieron, alegando que sus almacenes ya estaban repletos de alimentos.
La realidad es que Europa tenia escasez de alimentos no solo para los prisioneros de guerra, tambien para los trabajadores forzados (dos millones), judíos, prisioneros aliados liberados y para los civiles desplazados, que llegaron a los 13 millones. De hecho el motivo por el que se desviaron los trenes era para que esas raciones fueran a parar a los desplazados de los que se tenía que hacer cargo Suiza.
Un informe del gobernador militar de Alemania de julio de 1945 indicaba: "La situación alimentaria en toda Alemania occidental es quizás el problema más grave de la ocupación". Lo que significaba que la ración diaria estaba un tercio por debajo de al ración mínima de subsistencia. Otro informe de septiembre indicaba que la producción en Europa no tenía medios para aportar una ración mínima de 1.550 calorías por día. Por lo tanto el problema se extendía por toda Europa, no solo a los prisioneros de guerra alemanes. Por ejemplo en Viena la ración para los civiles se redujo en ocasiones a las 500 calorías.
Estos problemas se extendieron por un buen número de campos de prisioneros de la zona del Rin, como el de Gotha, que tan solo disponía de cercas de alambre de púas alrededor de un campo que se acabó convirtiendo en un barrizal, donde los prisioneros tan solo recibían media ración y no tenían un lugar donde guarecerse, o el campo de Heidesheim era aún más húmedo y donde los prisioneros no recibieron casi nada de comida durante días y luego a penas el 10% de una ración. Pocos días después de la rendición alemana estalló una epidemia de tifus. Otro campo fue el de Bingen-Rüdesheim en la región del Rin, donde se hacinaban entre 200.000 y 400.000 prisioneros sin refugio, comida, agua, medicamentos, o el espacio suficiente. Según las afirmaciones de James Bacque, las condiciones de estos campos y la de otros en similares condiciones, provocaron que la mortalidad llegara a alcanzar un 30% cuando una tasa de mortalidad normal para 1945 fuera de entre el uno y el dos por ciento. Los cálculos reales la sitúan en el 1%, siendo el total inferior a los 56.000.
Estos problemas se extendieron por un buen número de campos de prisioneros de la zona del Rin, como el de Gotha, que tan solo disponía de cercas de alambre de púas alrededor de un campo que se acabó convirtiendo en un barrizal, donde los prisioneros tan solo recibían media ración y no tenían un lugar donde guarecerse, o el campo de Heidesheim era aún más húmedo y donde los prisioneros no recibieron casi nada de comida durante días y luego a penas el 10% de una ración. Pocos días después de la rendición alemana estalló una epidemia de tifus. Otro campo fue el de Bingen-Rüdesheim en la región del Rin, donde se hacinaban entre 200.000 y 400.000 prisioneros sin refugio, comida, agua, medicamentos, o el espacio suficiente. Según las afirmaciones de James Bacque, las condiciones de estos campos y la de otros en similares condiciones, provocaron que la mortalidad llegara a alcanzar un 30% cuando una tasa de mortalidad normal para 1945 fuera de entre el uno y el dos por ciento. Los cálculos reales la sitúan en el 1%, siendo el total inferior a los 56.000.
James Bacque tambien afirma que los muertos eran despojados de sus ropas y de su media placa de identificación para luego ser cubiertos de cal viva. Y durante el periodo en que existieron los campos de prisioneros llegaron a morir casi un millón de soldados alemanes, el doble de los soldados norteamericanos caídos en combate. Cifras del todo exageradas debido a un concepto llamado "otras perdidas" que en realidad se trata de más de 660.000 miembros del Volksstrum, formado por ancianos y niños que fueron "liberados sin licencia formal", al no ser considerados militares.
loa clase de cosas que los "buenos judios" NUNCA cuentan..... a las finales No aprendieron nada de la Segunda Guerra Mundial.... solo se transformaron en lo que era Hitler..... GENOCIDAS !!
ResponderEliminarLos humanos siempre repetimos los errores y tenemos una memoria muy frágil. Debemos recordar constantemente para no olvidar.
EliminarEs un bulo, esas cifras son demasiado exageradas. Ni los rusos llegan a esa cantidad y eso que contaban con gulaks.
EliminarYo me limito a exponer lo que escribió en la revista "Saturday Night" el historiador James Bacque.
EliminarEsto campos de Eisenhower fue un verdadero crimen pero todo queda ocultó aquí no ha pasado nada no se puede dañar la imagen de este señor
ResponderEliminarMuy cierto todo quedo tapado nunca hubo justicia de los asesinatos por ordenes del perro rabioso Eisenhower
ResponderEliminarQue difícil fue encontrar información sobre los campos de Eisenhower y de cómo dejaron morir de hambre a los soldados Alemanes en los campos de concentración. Pero claro, jamás encontrarás judios malos en algún artículo. Se convirtieron en lo que odiaban. No han aprendido nada.
ResponderEliminarLógicamente no querían exponer sus vergüenzas
EliminarEisenhower tenía ascendencia judío alemana.
ResponderEliminarYo quise publicarlo en mi canal y me lo rechazaron, Viva la libertad de expresión.
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