domingo, 2 de agosto de 2020

Los desertores que aterrorizaron París

Un desertor es un militar que ha abandonado su puesto sin permiso. A diferencia del término "Ausencia sin Permiso" usado para referirse a los soldados que dejan sus puestos temporalmente, los desertores son aquellos que no tienen la intención de volver y cumplir con su deber como soldado. Durante la Segunda Guerra Mundial, en el ejército estadounidense desertaron o se ausentaron sin permiso unos 50.000 hombres.

Uno de esos desertores fue el soldado norteamericano Steve Weiss. Con una idea idealizada de la guerra, Weiss se alistó en el ejército, cuando aún no había cumplida la edad mínima legal de 18 años Finalmente se desilusionó de la imagen noble de la guerra y se convirtió en un desertor, uniéndose a las pandillas de soldados estadounidenses en París que se dedicaban al delito en lugar de combatir en el frente. 
Otra historia es la del soldado Alfred Whitehead, que incluso siendo condecorado con las estrellas de plata y bronce por su valentía, también abandonó su unidad para unirse a una de esas bandas de delincuentes que actuaban en París.

En las semanas posteriores a la liberación, París fue golpeada por una ola de crímenes tan violentos que rivalizaban con la guerra misma. En esta situación de caos París era especialmente atractivo para estos desertores, con los famosos cafés y burdeles para entretenerlos. La ciudad también estaba sumida en el mercado negro, con soldados que vendían armas robadas. Un desertor siempre estará marcado con la etiqueta de cobarde, pero la vida del crimen que eligieron fue tan violenta y peligrosa como la guerra de la que huyeron.

Las pandillas de desertores eran extremadamente violentas, estaban fuertemente armadas con armas robadas al ejército y descargaban su voraz apetito sexual violando a jóvenes y niñas francesas. En 1944 y 1945, fue cuando la violencia de los desertores fue especialmente intensa, la Subdivisión de Investigación Criminal (CBI) del Ejército estadounidense, manejó 7,912 casos relacionados con crímenes relacionados con los desertores.

Más del 40% de los crímenes investigados fueron delitos violentos, como violación, asesinato o asalto. El 12% fueron delitos de robo, allanamiento de morada y disturbios. El resto eran delitos contra el ejército, como el comercio ilegal de bienes militares, como las armas o la corrupción, que incluye la venta de pases falsos y vehículos decomisados, por nombrar solo algunos casos. De todas las ciudades europeas, París fue la más golpeada con estos crímenes de violencia cometidos por soldados estadounidenses.

Por supuesto no todos los desertores tomaban parte en actividades criminales. Un ejemplo bastante significativo es el de Wayne Powers, un conductor realizaba una ruta de suministros desde Normandía a Bélgica. Un día, su camión fue asaltado y robado, probablemente por una banda de desertores. Al quedarse solo decidió regresar a un pueblo donde había conocido a una joven que le gustaba. En el pueblo la joven lo escondió en la casa y no salió durante 13 años.

Finalmente fue descubierto por un accidente automovilístico frente a la casa. Abrió las cortinas y la policía lo vio y entró a preguntar sobre el suceso y se dieron cuenta de que era estadounidense y probablemente un desertor. Lo llevaron arrestado a una base norteamericana en donde sería sometido a una corte marcial. La noticia llegó a los periódicos franceses y en dos días llegaron 60,000 cartas de franceses a la embajada estadounidense pidiendo su libertad, ya que desertó por amor. Aún así fue juzgado y sentenciado. Finalmente su sentencia fue conmutada, volvió con ella, se casaron y tuvieron dos hijos.

Otro caso curioso es el de Eddie Slovik, que nunca llegó a entrar en combate. A diferencia de la mayoría de los desertores, nunca intentó escapar; estaba mucho más contento con la vida en prisión que en el campo de batalla. Slovik fue el único hombre que fue ejecutado de 49 estadounidenses que fueron condenados a muerte por deserción durante la Segunda Guerra Mundial y que está entre los olvidados de la Parcela E del cementerio de Oise-Aisne, en Francia. Se afirma que Slovik dijo cuando supo que iba a ser ejecutado:
No me fusilan por desertar del Ejército de los Estados Unidos; miles de tipos han hecho eso. Tan solo necesitan dar un ejemplo con un tipo, y yo soy ideal porque soy un ex convicto. Robaba cosas de crío, y es por eso que me ejecutan. Me fusilan por el pan y los chicles que robé cuando tenía doce años.
Para saber más:
The Deserters: A Hidden History of World War II, de Charles Glass
LIFE
North Carolina Public Radio

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