El 14 de julio de 1943 fue un día negro en la liberación de la isla italiana de Sicilia, dónde los aliados habían desembarcado el día 10.
En la mañana de ese día de verano el sargento estadounidense Horace T. West, al mando de un pelotón, llevaba a un grupo de prisioneros italianos y alemanes a retaguardia, tras ser capturados en la toma del aeródromo que defendían. A mitad de camino de su destino, cerca del pueblo de Biscari, el sargento West ordeno detenerse a la columna y con su ametralladora disparó a los prisioneros. Después se acercó a ellos y los fue rematando.
El aeródromo donde fueron hechos prisioneros los soldados asesinados por West fue recuperado, unas horas más tarde, por las tropas alemanas y los norteamericanos tuvieron que volver a pelear por el. Durante los combates por el aeródromo, la compañía al mando del capitán John Compton perdió a doce de sus hombres por los disparos de unos francotiradores italianos. Cuando fueron finalmente capturados, Compton dio la orden de fusilarlos a todos, abandonándolos allí mismo.
Al día siguiente los cuerpos de los francotiradores italianos fueron hallados por un capellán militar que remitió un informe al general Omar Bradley, que a su vez lo transmitió al general Georgs S. Pattón. Patton opinaba que lo mejor era echar tierra sobre el asunto. Antes de lograr ocultarlos, dos corresponsales de guerra ya habían descubierto las matanzas. Los corresponsales no publicaron nada sobre ello, por "recomendación" de Patton.
A pesar del silencio promovido por Patton, Bradley decidió seguir adelante y juzgar a los dos responsables de los asesinatos. El sargento West y el capitán Compton fueron arrestados y juzgados. En el juicio Compton alegó que Patton les había incitado a no hacer prisioneros, fue absuelto. Ese mismo año murió en combate.
West fue condenado a cadena perpetua en una prisión en Estados Unidos. Sin embargo quedó confinado en el Norte de África. Un año después fue amnistiado. Se reintegró al combate y acabó la guerra licenciándose con honor.
Finalmente la matanza quedó impune y se desconoce el paradero de los cuerpos de los prisioneros asesinados.
Aquel triste 14 de julio los civiles tambien sufrieron la ira de los soldados norteamericanos. Todo ocurrió en el pueblo de Canicatti por culpa del jabón. Por la tarde los civiles, la mayoría mujeres y niños, se colaron en la fábrica de jabones Narbone-Garilli por un agujero en la pared. La gente iba con cubos para llenarlos con jabón líquido, muy preciado debido a la escasez de la guerra.
La policía militar norteamericana bajo las ordenes del teniente coronel Geroge H. McCaffrey, llegaron a la fábrica para evitar el saqueo, sin éxito. McCaffrey ordenó disparar contra la multitud para dispersarles, pero los soldados no obedecieron. El oficial sacó su pistola y comenzó a disparar contra los civiles, llegando a recargar hasta en dos ocasiones. Se estima que mató a unas veinte personas.
Los militares realizaron una investigación en la que McCaffrey dijo que tan solo resultaron heridos seis saqueadores mientras huían. Finalmente la investigación quedó en nada. McCaffrey murió en 1954.
Este hecho quedó oculto hasta 1998 cuando un investigador de la universidad de Nueva York lo hizo público. El investigador era Joseph S. Salemi, hijo de uno de los soldados testigos de la matanza, que le contó como un niño de unos 12 años murió por un disparo en el estomago.
Para saber más:
Metapedia
Foro Segunda Guerra Mundial
Es la guerra
Muy Historia, nº 83
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