Atendían a los heridos en los dos bandos en conflicto,
sirvieron como intermediarios para varias misiones diplomáticas, fueron
observadores en el tratamiento a los prisioneros de guerra y estuvieron
pendientes de los millones de personas desplazadas y desaparecidas durante la
guerra.
La Agencia Central de Información sobre los prisioneros de guerra, en el marco del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con sede en
Ginebra, Suiza, empleó una plantilla de 3.000 personas que administró
cuidadosamente un fichero para el seguimiento de los prisioneros que contenía,
nada menos que, 45 millones de tarjetas. La agencia también gestionó más de 120
millones de mensajes de prisioneros de 41 países. A pesar de los esfuerzos de
la Cruz Roja, Japón y la Unión Soviética no firmaron el Convenio de Ginebra,
con lo que no estaban legalmente obligados a seguir las reglas con los
prisioneros.
Como los soviéticos
no firmaron la convención, fue un alivio para los alemanes que tampoco cumplieron con la Convención de
Ginebra en el Este. Por ese motivo el número de muertos entre los soldados soviéticos
superó al de cualquier otro participante durante la guerra. En ese frente se
llegó a la “guerra total”.
La agencia hizo 12.750 visitas oficiales a diferentes
campos de prisioneros en todo el mundo en el periodo de guerra (1939-1945). A
parte de permitir la comunicación entre las familias y los prisioneros, la Cruz
Roja entregó numerosos paquetes con suministros médicos y de alimentos a los
internos. Siempre que le fue posible inspeccionó los campos para controlar las
violaciones de la Convención de Ginebra. Sin embargo, la organización fue
incapaz de detectar el resultado del Holocausto. La revisión de la Convención
de Ginebra de 1929 no se aplicaba a la población civil, ya que no se preveía
que la guerra costara incalculables vidas de civiles. No fue hasta
1940 cuando se incluyó a los civiles.
Las bajas civiles durante la guerra superaban en número a
las militares. A pesar de que el CICR tenía información sobre las deportaciones
de civiles a los campos de concentración, en la Alemania nazi le
impidieron actuar. La Cruz Roja alemana, totalmente corrompida por los nazis, negó el acceso a las misiones internacionales a los campos de concentración y de exterminio, afirmando que no había violaciones de los derechos humanos.
Desde la llegada al poder del NSDAP, la Cruz Roja Alemana (DRK) fue paulatinamente controlada por los nazis hasta que en 1938 queda bajo el control Área Social del Ministerio del Interior, convirtiéndose definitivamente en una institución nazi. Los puestos de responsabilidad fueron asumidos principalmente por las SS. Oswald Pohl, uno de los arquitectos de la Solución Final y administrador de los campos de concentración desde 1935, fue el presidente del consejo de administración. Esto aún sigue siendo una vergonzosa mancha en el papel de la organización alemana durante la guerra.
En los escasos casos en los que se permitió el acceso a los campos se crearon “visitas guiadas” para hacer creer que las condiciones en los campos de concentración eran mejores que en la realidad. Tras visitar el campo de concentración de Theresienstadt (Terezin), el delegado del CICR Maurice Rossel emitió un informe tan positivo que la propaganda nazi lo citaba sin ningún reparo.
No
se permitió el acceso a los campos de exterminio hasta marzo de 1945, pero con
la condición de permanecer en ellos hasta el fin de la guerra. Diez delegados
se ofrecieron voluntarios y fueron a los campos de Dachau, Mauthausen y
Theresienstadt. El delegado Louis Haefliger, impidió el desalojo de Mauthausen
alertando a las tropas estadounidenses salvando la vida a varios miles de
presos, a pesar de ser una violación directa de la neutralidad de la Cruz Roja.
Por ello fue condenado por el CICR. No fue rehabilitado hasta 1990.
Desde la llegada al poder del NSDAP, la Cruz Roja Alemana (DRK) fue paulatinamente controlada por los nazis hasta que en 1938 queda bajo el control Área Social del Ministerio del Interior, convirtiéndose definitivamente en una institución nazi. Los puestos de responsabilidad fueron asumidos principalmente por las SS. Oswald Pohl, uno de los arquitectos de la Solución Final y administrador de los campos de concentración desde 1935, fue el presidente del consejo de administración. Esto aún sigue siendo una vergonzosa mancha en el papel de la organización alemana durante la guerra.
En los escasos casos en los que se permitió el acceso a los campos se crearon “visitas guiadas” para hacer creer que las condiciones en los campos de concentración eran mejores que en la realidad. Tras visitar el campo de concentración de Theresienstadt (Terezin), el delegado del CICR Maurice Rossel emitió un informe tan positivo que la propaganda nazi lo citaba sin ningún reparo.
El campo de concentración de Theresienstadt (Terezin) |
La CICR fue parcialmente consciente de la campaña de
exterminio dirigida a la población judía y de otros grupos étnicos y sociales,
pero debido a su pretensión de "neutralidad" y de acuerdo a la ley internacional, su mandato sólo le autorizaba a ayudar a los prisioneros de guerra, por lo que decidió no interferir, principalmente por la inacción de su presidente Max Hubert. A pesar de que no pudieron detener los
asesinatos, consiguieron el permiso de las autoridades nazis para entregar
paquetes de alimentos en noviembre de 1943 a los presos cuyos nombres eran
conocidos por el CICR. El CICR logró
registrar las identidades de unos 105.000 deportados y entregado alrededor de
1,1 millones de paquetes en campos como Dachau, Buchenwald, Ravensbrük y Sachesenhausen. Se desconoce si todos estos paquetes llegaron a sus
destinatarios.
A pesar de ser teóricamente neutral, la organización
contribuyó significativamente al esfuerzo aliado en la guerra. La Cruz Roja
Norteamericana “entró en la guerra” dos años antes de que lo hicieran los
EE.UU. Operando con unos 6 millones de voluntarios la institución
norteamericana se encontraba en primera línea por todo el mundo, tanto en el
tratamiento y rehabilitación de los heridos como en hacer más fácil la vida a
los soldados, como las “Chicas Donut” y sus clubes móviles en la retaguardia.
Después de la guerra, la Cruz Roja fue galardonada con el
Premio Nobel de la Paz por sus acciones durante el conflicto, sin que hubiera logrado
todos sus objetivos humanitarios.
Gracias a mi buen amigo Tito Andino por sus datos sobre la Cruz Roja Alemana.
El Confidencial
Death Camps
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ResponderEliminarNo por hacer el mismo comentario más de 4 veces vas a tener más razón. A mi la cifra de los 6 millones como si son de 6 mil o de 600 me dan igual. Ningún ser humano por su raza o etnia, creencia religiosa o política debe ser internado en un campo de concentración y menos aún asesinado. El Holocausto judío y ampliado a otros grupos como gitanos, homosexuales, apátridas (como los españoles asesinados en Mauthausen), etc. está más que demostrado por multitud de fuentes y testimonios. Negarlo es una equivocación de quien no quiere ver la evidencia. He borrado tu comentario por reiterativo.
EliminarXd si supieras que los rusos construyeron esos campos, lee el mito de los 6 millones para empezar
EliminarSe que no te voy a hacer cambiar de opinión y ni lo voy a intentar. No hay más ciego que el que no quiere ver.
ResponderEliminarExacto el ciego eres tu que pena por ti
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