domingo, 15 de diciembre de 2024

El espía japonés de Pearl Harbor

En los primeros días, tras el ataque a la basa naval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, la mayoría de los estadounidenses creían que una importante red de espías japoneses podrían haber proporcionado la información que habría hecho posible que el ataque sorpresa hubiera sido tan preciso y devastador.

espía japonés de Pearl HarborLa realidad era mucho más simple. Los datos con los que contaban los japoneses procedía, en gran parte, de información que siempre había estado disponible para cualquier turista en Hawái, como mapas o guías y que cualquiera podía comprar en las tiendas de souvenirs. Incluso existía un libro que contaban la posibilidad de un ataque titulado "The Great Pacific War". 

El único espía conocido de origen japonés en Honolulú era Takeo Yoshikawa, un alférez de fragata de 25 años asignado al consulado en 1941. Su labor principal consistía en comportarse como un simple diplomático mientras vigilaba las actividades de la flota estadounidense en Pearl Harbor.
espía japonés de Pearl Harbor
Durante el día, Yoshikawa se comportaba como cualquier otro turista que visitaba la isla, con sus pantalones cortos y su camisa hawaiana. Unas veces recorría la isla en taxi, otras paseaba por el puerto en un barco turístico. Incluso un día se tumbó en la hierba del parque de Wheeler Field a observar maniobras aéreas del ejército. En una ocasión alquiló una avioneta y sobrevoló con toda tranquilidad toda la isla de Oahu, mientras sacaba fotos de las bases militares.

espía japonés de Pearl HarborPor las noches solía ir a un salón de té en una colina de Pearl Harbor, donde se dedicaba a flirtear con las camareras, bebiendo lo suficiente para parecer borracho a la vez que mantenía los oídos bien abiertos por si algún cliente hablaba más de la cuenta. El dueño del local, sin saber las intenciones de Yoshikawa, le dejaba dormir la supuesta borrachera en una habitación desde la que tenía una buena vista del puerto y las instalaciones navales.

Todos sus movimientos eran tan corrientes que no despertaron ninguna sospecha. Pero cuando Yoshikawa se levantaba por la mañana, lo primero que hacía era tomar notas y elaborar planos y diagramas totalmente de memoria, para luego entregárselos al cónsul general, que posteriormente los enviaba a Tokio a través de la valija diplomática. Cuando esta llegaba a Tokio, los oficiales de inteligencia revisaban todo el material que era de gran utilidad para realizar maquetas a escala de la base de la marina norteamericana.

Tokio preguntó al consulado japonés en Honolulu: ¿Qué día de la semana suele haber más barcos en Pearl Harbor? Yoshikawa respondió que los domingos. El 7 de diciembre de 1941 fue domingo.

Cuando los pilotos japoneses atacaron Pearl Harbor ese 7 de diciembre, tenían sobre su regazo fotos y mapas que detallaban sus objetivos, basados en gran parte en los datos aportados por el alférez Yoshikawa.

La ruta seguida por la fuerza aeronaval japonesa, compuesta principalmente por los portaaviones Akagi, Kaga, Sōryū, Hiryū, Shōkaku y Zuikaku, se realizó partiendo de los datos obtenidos durante los viajes del trasatlántico japonés Yaiyo Maru entre Tokio y Honolulú, a bordo del que viajaba el comandante Suguru Suzuki, experto en aviación naval para evaluar las defensas de Pearl Harbor.

Este no fue el único espía en Pearl Harbor. Pronto conoceremos otros espías del Eje en la base naval hawaiana.

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