En el aeropuerto de Tempelhof (Flughafen Berlín-Tempelhof), que ahora es un gran parque para el disfrute de los berlineses, fueron empleados unos 3.000 trabajadores forzados, que provenían, en su mayor parte, de los países del Este de Europa. Siendo uno de los primeros campos de concentración nazis.
En 1909 comenzaron los primeros vuelos sobre Tempelhof, entre los que estuvo la primera exhibición aérea de la historia.
No fue hasta 1923 cuando Tempelhof fue considerado oficialmente un aeropuerto y tres años después se fundó la compañía aérea Lufthansa. Hasta la construcción del Pentágono, la sede del Departamento de Defensa estadounidense. fue el edificio más grande del mundo. Su terminal de un cuarto de circunferencia de más de 1 kilómetro de longitud serviría como la puerta a la gran Germania imaginada por Hitler.
Fue a comienzos del verano de 1933 cuando la Gestapo comenzó a usar unas instalaciones carcelarias militares en el aérea norte de Tempelhof como lugar de detención para opositores políticos. Llamado Columbia, debido a su proximidad a la Columbiastrasse. En 1935 quedó integrado en el sistema de campos de concentración del III Reich y sirvió de plataforma para el ascenso de muchos miembros de las SS.
Por el campo pasaron unos ocho mil prisioneros, permaneciendo en las instalaciones apenas unos días, y cuando se cerraron en 1936, los que quedaban allí fueron trasladados al campo de concentración de Sachsenhausen, al norte de Berlín. Básicamente fue un lugar de ensayo, porque el régimen nazi no tenía planeado en fechas tan tempranas cómo tendrían que funcionar los campos de concentración y de trabajo.
En el aeropuerto se instalaron talleres para montar aeronaves, como el bombardero en picado Junkers JU-87 “Stuka” fabricados por la empresa Weser. También la compañía Lufthansa tenía su base y talleres en las instalaciones aeroportuarias.
Según el relato de una de las trabajadoras forzadas, Stanislawa Michalowska: "Para desayunar nos daban un panecillo, que nos repartíamos entre ocho personas, y un poco de mermelada y queso. El almuerzo era en el trabajo: un par de patatas asadas, un poco de salsa y de vez en cuando veinte gramos de carne". También según su relato les alojaban de ocho en ocho en barracones en el aeropuerto y a cada uno les asignaban una cama de madera, un colchón de paja, una almohada y un edredón gris sin funda.
Para saber más:
Goethe Institut
ABC
Vaumm
Foro Segunda Guerra
Liberation Route Europe
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