Hay un periodo relativamente tranquilo de la Segunda Guerra Mundial que va desde la invasión alemana de Polonia en septiembre de 1939 hasta mayo de 1940, cuando fueron atacados Países Bajos, Bélgica y Francia, conocido como la drôle de guerre o guerra de broma. Pero ese periodo no fue tan tranquilo, ni fue tan de broma, para británicos y alemanes.
El 14 de octubre de 1939, mes y medio después de la invasión alemana de Polonia Günter Prien con su U-boot U-47 realizó una de las operaciones militares más aduces de toda la guerra. La misión era entrar en el puerto británico de Scapa Flow, en las Islas Orcadas. El puerto de Scapa Flow es un trozo de mar de aguas poco profundas en el que, hasta ese momento, los submarinos alemanes no se habían atrevido a adentrarse.
El navío de guerra HMS Royal Oak, un acorazado que combatió en la Batalla de Jutlandia estaba fondeado bien protegido por redes submarinas y barreras de buques hundidos, cuando el U-47 disparó una andanada de torpedos que lo enviaron a pique. A resultas del ataque murieron 833 marinos británicos. El ataque convirtió en una celebridad en Alemania a Günther Prien, el primer oficial de submarinos con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. A partir de ese momento Gran Bretaña reforzó la seguridad en sus instalaciones portuarias.
Dos días después de la incursión del U-47, la Luftwaffe atacaba la base naval escocesa de Rosyth, con nueve bombarderos Junkers y Heinkel logrando dañar 3 barcos y causando varias muertes y heridos. Rápidamente se lanza una defensa con varios Spitfires de aeródromos cercanos y baterías anti-aéreas dispuestas sobre la zona, que consiguen abatir tres bombarderos alemanes. Estos serían parte de los primeros aviones alemanes derribados en suelo británico. Al día siguiente los antiaéreos logran abatir otro aparato alemán en la isla escocesa de Hoy, en Scapa Flow.
Otro hecho ocurrido durante la guerra de broma fue la batalla del Río de la Plata sucedido a mediados de diciembre de 1939, en la que el acorazado alemán Admiral Graf Spee se enfrentó a los cruceros Achiles, Ajax y Exeter. Debido al combate, el sistema de purificación del combustible y la planta desalinizadora, entre otros daños, del Admiral Graf Spee quedaron seriamente dañados y se tuvo que refugiar en el puerto de Montevideo, un puerto neutral.
El capitán del navío alemán, Hans Langsdorff, estaba convencido de que los británicos estarían esperando que abandonara el puerto para emboscarlo, por lo que el día 17 Langsdorff ordena alejarse el puerto y destruir el barco. La tripulación fue internada en Argentina hasta el final de la guerra. Langsdorff se suicidó de un disparo, dos días más tarde, en una habitación de hotel. Está enterrado en el cementerio alemán de Buenos Aires.
Para saber más:
History Learning Site
El camino de Scapa-Flow, de Günther Prien
Escocia Tours
La Batalla del Río de la Plata, de Alejandro Paternain
La Izquierda Diario
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