Durante la Gran Guerra muchos soldados dejaron su vida en inútiles ataques a las trincheras enemigas atravesando la tierra de nadie entre alambradas, barro y cadáveres mientras sonaban la gaitas. En la Segunda Guerra Mundial, durante la batalla de El Alamein, la División Highland, del VIII ejército británico perdió 13500 hombres cebándose especialmente en los gaiteros que conducían a los soldados a la batalla. Eso llevó al ejército británico a prohibir su uso a partir de entonces, reconvirtiendo a muchos de los gaitero en camilleros.
Hasta 1944 se había cumplido la orden, pero cuando llegó el día de cruzar el Canal de la Mancha hacia Francia un comando británico decidió que ese día era tan especial que las tropas debían desembarcar al son de las gaitas escocesas.
Ese comando era el brigadier Simon Fraser y quería un gaitero. En los Highlands Light Infantry encontró a Bill Millin que ya había se había adiestrado en los comandos con Frasier en campo de entrenamiento de comandos del castillo de Achnacarry, en Escocia. Para convencer a Millin de incumplir la prohibición Fraser le dijo: “Esa orden es de la Oficina de Guerra inglesa. Usted y yo somos escoceses, y no se aplica”.
Comenzaba la Operación Overlord y los soldados que desembarcarían en Normandía fueron subiendo a los navíos que le llevarían hasta Francia. Millin subió como lo hizo casi treinta años antes su padre. Vestía su kilt, el tradicional Dirk Sgian Dubh, la daga larga escocesa y su gaita. Algunos historiadores cuentan que llevaba un Sgian Dubh, un pequeño puñal de las tierras altas que se introducía en los calcetines.
La unidad de Millin desembarcó en el amanecer del 6 de junio en Sword Beach, en las proximidades de Ouistreham. Mientras sus compañeros de unidad caían segados por las ametralladoras alemanas, Millin recibió la orden de comenzar a tocar "Highland Laddie". Frente a ellos se encontraba la 716 división de infantería del Heer que les recibían con el mortal fuego de sus ametralladores y artillería.
En el momento de salir de la lancha infló el fuelle de su gaita y comenzó a tocar la melodía tan pronto tocó el agua. El resto de los soldados se quedaron sorprendidos. Los heridos lo miraban atónitos. Esperaban un sanitario y lo que se encontraban era un gaitero escoces. Los británicos no eran los únicos que se quedaron boquiabiertos. Los alemanes dejaron de disparar momentáneamente al oír la gaita de Millin, pero a los pocos segundos volvió el infierno a la playa.
La realidad no era tan épica. Millin se acercó a un grupo de soldados heridos. Mientras Millin se refugiaba tras un pequeño muro vio cómo un tanque avanzaba hacia los soldados heridos. Se levantó y agitó los brazos para que el blindado se detuviera. En el vehículo parecieron no verle y siguió avanzando. Pasó por encima de los pobres desgraciados aplastándolos bajos sus orugas.
Como manda la tradición se movió entre las tropas intentando hacer sonar su gaita entre el sonido de las explosiones y las ráfagas de ametralladora para animarles en el combate y a pesar de ello ningún alemán disparó contra Millin todos pensaban que el escocés de la gaita se había vuelto loco. La última canción que Millin tocó en el Día D fue "The Nut-Brown Maiden" a petición de una niña francesa.
Tras el desembarco Millin y el resto de su unidad fueron al encuentro de la unidad de paracaidistas que habían tomado el puente Pegasus para ayudarles en la defensa del puente.
Bill Millin, tras avanzar por Holanda y Alemania sobrevivió a la guerra y falleció en 2010 a los 88 años. La gaita de que tocó durante los desembarcos del Día D se encuentra en el Museo Dawlish, cerca de Exeter junto a su gorra y el Kilt de su padre. Otra gaita que uso durante la guerra, ya que la del Día D sufrió algunos daños, está expuesta en el museo del Puente Pegasus. En 2013 se erigió una estatua de Millin a tamaño real en la playa Sword.
La acción de Millin durante el Día D fue plasmada en la película El Día Más Largo (1962).
Para saber más:
Desertores: Una historia silenciada de la segunda guerra mundial, de Charles Glass
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