domingo, 20 de octubre de 2024

Las niñas soldado de Hitler

Niñas que apenas pasaban de los diez años y que deberían disfrutar de juegos infantiles, fueron convertidas en soldados para luchar en los últimos instantes del III Reich ante el imparable avance de los aliados.

Las niñas soldado de Hitler
La inmensa mayoría de las jóvenes y adolescentes alemanas pertenecían a la Bund Deutscher Madel o Liga de Muchachas Alemanas (BDM) que, creado en la década de 1920, no tenía como finalidad la lucha armada. Fue creada como un modo de adoctrinamiento dentro del nacionalsocialismo para las nuevas generaciones de muchachas alemanas. En 1936 (tres años después de la llegada al poder de Hitler) era obligatoria la pertenencia a las muchachas arias. En la BDM las chicas recibían una educación que las preparaba como esposas, madres y amas de casa nacionalsocialistas: la cocina, la limpieza, la familia, el ejercicio físico y el cuidado de los bebes. La edad de las integrantes de la organización iba de los 14 a los 18 años. Antes de pertenecer al BDM, con 10 años, pertenecían a los Jungmadel (chicas jóvenes).

Inicialmente, las más jóvenes de la BDM y del Jungmadel ayudaron al esfuerzo de guerra recolectando dinero, así como ropa o viejos periódicos para Winterhilfswerk y organizaciones caritativas nazis. Las mayores eran voluntarias como ayudantes de enfermeras en los hospitales, o para ayudar en las estaciones de tren para asistir a los soldados heridos o los refugiados. Cuando aumentaron los bombardeos aéreos aliados, muchas chicas de la BDM se dedicaban a servicios militares y paramilitares, donde servían como Auxiliares de los cañones antiaéreos Flak, auxiliares de señales, operadores de reflectores y personal de oficina.

Las niñas soldado de HitlerEl adoctrinamiento de los jóvenes alemanes los había llevado a sentir una ciega devoción a su líder Adolf Hitler. Tras el desembarco aliado del 6 de junio de 1944, que se sumaba a la presión de los soviéticos en el Este, hasta los nazis más fanáticos veían que era irremediable la caída del III Reich. Aun así, el régimen nazi comenzó a exhortar a las jóvenes alemanas para que se ofrecieran voluntarias para defender la patria alemana.

Barbie Densk, que en 1944 tenía quince años:
Justo antes del ataque estadounidense, nuestro líder de grupo nos dijo: Chicas alemanas, ustedes son como los lobos grises y delgados de nuestra nación. Como lobos en el gran desierto, la hembra humana es también un depredador natural, proveedor y protector. Como lobos, recorrerán las sombras y no dejarán a ningún enemigo a salvo. Nuestro enemigo se ahogará en su propia sangre, y la nuestra si es necesario.
Habían consagrado su infancia y adolescencia a servir incondicionalmente al nacionalsocialismo y a su Führer. Ahora darían su vida por Hitler. El adoctrinamiento a que eran sometidas las niñas y adolescentes realmente no conocía límites.

Según una orden de Hitler, las niñas a partir de los 10 años debían ser entrenadas en técnicas de combate. Se las enseñó a manejar los Pazerfaust (antitanque), a realizar sabotajes y colocar trampas y minas, al igual que a actuar como francotiradoras.

Barbie Dansk:
A través de mis binoculares podía ver a los soldados enemigos. Cogí mi rifle. Las otras chicas me siguieron y comenzamos a disparar.
Las niñas soldado de HitlerPara los soldados norteamericanos que se enfrentaron a ellas, fue toda una conmoción. No tenían más remedio que devolver el fuego. Según contó un veterano soldado estadounidense:
Recuerdo un día que estábamos avanzando por una calle lateral, y sonó un disparo de un sótano. Uno de nuestros chicos fue asesinado. Tomamos el único curso de acción que pudimos y disparamos una bazuca por la entrada. Uno de nuestros hombres se arrastró dentro. Salió en estado de shock y dijo, ‘‘Jesucristo, hay una niña muerta’’.

Algunas chicas del BDM fueron reclutadas en los grupos de Werwolf, que tenían la intención de librar una guerra de guerrillas en las áreas ocupadas por los aliados. Una exlíder de la BDM, Ilse Hirsch, formó parte del equipo que asesinó a Franz Oppenhoff, el alcalde de Aquisgrán nombrado por los aliados.

Se desconoce el número exacto de muchachas que combatieron. Hay que tener en cuenta que cuando se unieron a la Cruz Roja, la Luftwaffe o el Werwolf, ya no eran miembros de la Bund Deutscher Madel, sino miembros de esas organizaciones.

Para saber más:
Hitler’s Girls: Doves Amongst Eagles, de Tim Heath
Bund Deutscher Madel
La Razón
Perú

domingo, 6 de octubre de 2024

La chicas del calutrón

En 1943 se construyeron unas instalaciones en la ciudad de Oak Ridge, en Tennessee, Estados Unidos, que había sido fundada tan solo un año antes. Pero muy pocos conocían el motivo. A esas instalaciones acudieron para emplearse multitud de personas de las ciudades y pueblos próximos, sin saber que trabajarían para un plan secreto del gobierno estadounidense con el que desarrollaban la bomba atómica. El Oak Ridge National Laboratory era un elemento clave del secretísimo Proyecto Manhattan.

La chicas del calutrón
Varios miles de mujeres jóvenes fueron empleadas en el departamento Y-12 del Oak Ridge National Laboratory entre 1943 y 1945. Sin ser muy conscientes de ello, realizaban una labor muy importante para el desarrollo de la bomba atómica que se lanzó en la ciudad nipona de Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Su labor fue operar los paneles de control de los 1152 calutrones de los que disponía la fábrica Y-12. 

Necesarios para el combustible nuclear, los calutrones, el acrónimo de California University Cyclotron, mediante diversos procesos se obtenía uranio-235, el isótopo fisible del uranio. Partiendo de uranio-238, ya que este es mucho más abundante en la naturaleza que el uranio-235 que menos del uno por ciento. Estos procesos relativamente complejos que realizaban las máquinas no eran difíciles de manejar. No se requerían muchos conocimientos técnicos y las mujeres tan solo debían vigilar los indicadores y contadores y ajustar los mandos para su buen funcionamiento. Básicamente, debían ajustar el aparato y mantener su temperatura estable. 

La chicas del calutrón
Su trabajo era tedioso e incómodo, se pasaban su jornada sentadas en unas banquetas frente a los indicadores y palancas, apenas levantándose para ir al baño. Como todo el personal relacionado con el Proyecto Manhattan tenía totalmente prohibido hablar nada de lo que ocurría o lo que hacían allí, aunque la realidad es que nos sabían muy bien en que consistía su trabajo. No se lo cuestionaban. Era importante para el esfuerzo de guerra y eso era lo importante. Ellas debían trabajar mientras los hombres luchaban y morían en el frente. Aun así, se dieron casos de mujeres que dejaron de ir a trabajar de un día para otro por ser demasiado curiosas o por hablar más de la cuenta.

La chicas del calutrón
Algunos de los físicos de Y-12 opinaban que estas mujeres no estaban a la altura del trabajo. Sin embargo, los supervisores vieron que las mujeres jóvenes eran mejores monitoreando los calutrones que los hombres altamente cualificados que solían operar las máquinas. Si algo fallaba, los científicos varones intentaban descubrir la causa del problema, mientras que las mujeres ahorraban tiempo simplemente alertando a un supervisor. Además, los científicos eran culpables de jugar demasiado con los diales, mientras que las mujeres solo los ajustaban cuando era necesario.

La chicas del calutrón
En Y-12 se produjeron los 64 kilos de uranio que portaba Little Boy y con los que provocó un infierno que se llevó la vida de miles de personas en Hiroshima. Tres días después se lanzó Fat Man, que usó plutonio para arrasar Nagasaki y matar a unas 140.000 personas. Las chicas del calutrón tuvieron muchísima más suerte, no sufrieron consecuencias debidas a la radiación. Tras la primera bomba, se les contó qué habían participado en su fabricación. Estas mujeres tuvieron sentimientos encontrados. Aun así, hubo muchas que no supieron de su labor hasta décadas después. 

Para saber más:
Longing for the Bomb: Oak Ridge and Atomic Nostalgia, de Lindsey A. Freeman 

domingo, 22 de septiembre de 2024

Voluntarios Sij en la Wehrmacht

Más de 2 millones y medio de soldados indios lucharon en la Segunda Guerra Mundial, de los que la inmensa mayoría lo hizo con los británicos en el nombre del "Rey y el Imperio". Pero un número significativo de indios acudió al llamado del líder de la independencia india Subhas Chandra Bose y luchó contra el Imperio británico y los aliados para la liberación de la India en el Ejército Nacional Indio (INA), conocido como "Ejército Olvidado".

Los soldados bajo el mando de Chandra Bose no solo combatieron en Birmania y el sudeste asiático, sino también estuvieron involucrados en el teatro europeo de la guerra. Al menos 3.000 soldados indios estaban organizados en una brigada armada en la Wehrmacht en 1942 y se les conocía como Freies Indien Legion (Legión de India Libre). Mientras que los sacrificios de los soldados del INA en Birmania son ampliamente reconocidos en la India, la historia de estos soldados de la Legión de India Libre en Europa no es tan conocida.

La Legión de la India Libre o regimiento de infantería 950 y más tarde la legión india de Voluntarios de las Waffen-SS, se creó con la intención de servir como una fuerza de liberación de la India gobernada por los británicos, compuesta por prisioneros de guerra indios y extranjeros detenidos en Europa. Debido a sus orígenes en el movimiento de independencia de la India, se les conoce también como la "Legión del Tigre" o "Azad Hind Fauj".

Planteada inicialmente como parte del ejército regular alemán, paso a las Waffen-SS a partir de agosto de 1944. Chandra Bose inició la formación de la legión, como parte de sus esfuerzos para ganar la independencia de la India, aprovechando la guerra contra Gran Bretaña, cuando llegó a Berlín en 1941 en busca de ayuda alemana. Los primeros reclutas eran voluntarios de la residencia de estudiantes indios en Alemania y un puñado de los prisioneros de guerra indios que habían sido capturados durante la Campaña del Norte de África. Posteriormente, se sumaría un importante número de prisioneros de guerra indios.

A pesar de que se planteó inicialmente como un grupo de asalto que formaría parte de una invasión conjunta germano-india de las fronteras occidentales de la India británica, jamás llegó a su propósito original. Tan solo un centenar de legionarios fueron lanzados en paracaídas en el este de Irán en la Operación Bajadere y se infiltraron en la provincia de Baluchistán para llevar a cabo operaciones de sabotaje, que, aún exitosas, tuvieron un efecto insignificante. Un pequeño contingente, incluyendo la mayor parte del cuerpo de oficiales de la India, fue transferido al Ejército Nacional Indio en el sureste de Asia.

La mayoría de las tropas de la Legión india que lucharon en Europa lo hicieron en los Países Bajos y en Francia. Su función principal fue la lucha contra la resistencia, especialmente durante el avance aliado a través de Francia. Una unidad fue enviada a Italia en 1944, donde entabló combate contra las tropas británicas y polacas y llevó a cabo operaciones contra los partisanos.

En el momento de la rendición de la Alemania nazi en 1945, los restos de la legión india intentaron llegar a la neutral Suiza a través de los Alpes, pero sus esfuerzos fueron en vano, ya que fueron capturados por tropas estadounidenses y francesas y enviados de vuelta a la India para enfrentarse a cargos por traición, pero debido a los alborotos de la sociedad india contra los británicos los juicios no se llegaron a celebrar. 

Para saber más:
Wikipedia
Gago Militaria
Destylou
Eurasia 1945

domingo, 8 de septiembre de 2024

El vagón del Armisticio

Un simple coche restaurante de los ferrocarriles franceses se convirtió en testimonio del fin de la Gran Guerra y de una venganza algo más de veinte años después. Primero fue el 11 de noviembre de 1918, y en el mismo lugar, un segundo, el 22 de junio de 1940.

El vagón del armisticio
Propiedad de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, el coche comedor CIWL 2419 D, fue construido en 1914 en Saint-Denis y su uso era para que los viajeros adinerados disfrutaran de selectos menús mientras viajaban de París al lujoso balneario de Deauville. Su destino cambió en agosto de 1918, cuando el mariscal Ferdinand Foch, lo convirtió en su oficina ambulante, en un momento en que el final de la guerra parecía muy cercano.

El vagón del armisticio
La idea inicial, era que la rendición alemana se firmara en Senlis, donde Foch tenía su cuartel general, pero la población había sido brutalmente atacada por los germanos antes de la primera Batalla del Marne, en 1914. Pero se temía una brutal reacción de la población que decidiera vengarse. Para evitar cualquier altercado se resolvió hacerlo en un lugar más aislado y el bosque de Compiègne fue el sitio elegido.

La delegación alemana cruzó la línea del frente la noche del 7 de noviembre de 1918 en varios automóviles escoltados por tropas francesas. Diez horas después llegaron a Compiègne. En el vagón lo esperaba el mariscal Foch junto a un alto oficial británico sin ninguna pretensión de negociación. Foch se limitó a entregarle un documento que imponía a Alemania una fuerte desmilitarización, la pérdida de territorios, el pago de grandes indemnizaciones de guerra, junto a otras concesiones. Tenían 72 horas para aceptar las condiciones.

Los germanos protestaron enérgicamente ante tan severas condiciones. No se podía considerar un armisticio. Que era una rendición incondicional. Todo fue en vano, no se cambió absolutamente nada del texto. Humillados, se vieron obligados a firmar. La rúbrica se materializó a las 5:30 del 11 de noviembre en el vagón sin la presencia de testigos, salvo los firmantes y un oficial del ejército francés. Tras la rendición, Foch ordenó que el coche oficina fuera trasladado a París para ser expuesto como triunfo sobre los alemanes

El vagón del armisticio
22 años después la situación fue muy diferente. Alemania parecía imparable y Francia había caído derrotada en pocas semanas. París cayó en manos alemanas el 14 de junio y el gobierno francés, que se encontraba en Burdeos, quiso pedir un armisticio. El presidente Paul Reinaud era contrario y renuncio a su cargo, por lo que fue sustituido por el mariscal Philippe Pétain, Hitler tenía clara la venganza por la derrota de la Primera Guerra Mundial. El vagón del armisticio de 1918 volvería al bosque de Compiègne.

Para rematar la humillación francesa, Hitler se sentó en el mismo lugar que el mariscal Foch y obligó a los franceses a hacer lo mismo en los lugares que ocuparon, más de dos décadas antes, los representantes alemanes. Tras unas palabras Hitler se retiró, y el mariscal Keitel entregó las condiciones del armisticio que determinaba, entre otras condiciones, que Alemania ocuparía dos terceras partes del país dejando el resto a un gobierno colaboracionista y que Francia debía costear los gastos del ejército de ocupación estimado en unos 400 millones de francos diarios. Evidentemente, los franceses se quejaron de unas condiciones tan duras, pero, como sucedió en 1918, los alemanes se mantuvieron inflexibles.

El vagón del armisticio
Tras la firma, Hitler ordenó destruir todo lo referente a la victoria francesa de 1918, salvo la estatua del mariscal Foch y que el vagón fuera trasladado a Berlín, como se hizo más de veinte años antes en París. Se colocó una pasarela a su alrededor para que a través de sus ventanas se viera el interior en el que se exponía el original del Tratado de Versalles.

En 1945 una delegación del ejército francés se dedicó a buscar el vagón para llevarlo de vuelta a París, pero fue en vano. Poco a poco fueron apareciendo algunas partes del vagón del armisticio que actualmente se pueden ver en el Museo del Armisticio de Compiègne. Hitler ordenó a las SS destruirlo para que no volviera a ser usado para la rendición de Alemania. Desde 1950 un coche comedor perteneciente a la misma serie y acondicionado como el original CIWL 2419 D se encuentra en el mismo lugar de Compiégne.

Para saber más:
Museo del Armisticio
National Geographic
La Razón
France24
Asuntos Ferroviarios
AP News

domingo, 25 de agosto de 2024

34 días a la deriva

Este periplo de más de un mes comenzó un 14 de enero de 1942, cuando los tripulantes de un avión torpedero Douglas TBD Devastator, perteneciente al portaviones Enterprise, se encontraron perdidos y solos en mitad del océano tras realizar una misión. Los tres desafortunados aviadores eran el Mayor Harold Dixon, piloto, el operador de radio Gene D. Aldrich y el bombardero Anthony J. Pastula. 

34 días a la deriva
Un error fatal de la brújula del aeroplano les había dejado sin la posibilidad de conocer por qué zona del océano Pacífico estaban volando. Bajo ellos se encontraba un océano que parecía no tener fin. Intentaron por todos los medios avistar en la inmensidad del agua algo que les ayudara a volver. Lo inevitable tenía que pasar: el combustible se acabó y Dixon se vio obligado a realizar un amerizaje. Por suerte nadie resultó herido y comenzaron a prepararse para lo que podría venir. Pero como las desgracias nunca vienen solas, empezaron las complicaciones. Cuando se disponían a inflar el bote salvavidas, la bombona con el CO₂ no funcionó y se vieron obligados a hincharlo a pulmón. Mientras se afanaban en esa dura tarea, el avión se hundió. Los tres aviadores se encontraban en un bote a medio hinchar de 1,2 por 2,4 metros, sin comida, ni agua y con unas pocas herramientas. Por la imaginación de ninguno se paseó la eventualidad de pasar los próximos 34 días en esa diminuta barca hinchable, a merced del capricho de las olas y con un sol de justicia.

Para lograr sobrevivir cazaron algún ave que se llegó a posar en el bote, un pobre pez que se les acercó y varios cocos que flotaban a la deriva. La escasez de agua potable  la solucionaron al poder recoger el vital líquido que les otorgó la lluvia. 

34 días a la deriva
Al llegar la octava jornada, se despertaron rodeados de un grupo de tiburones. Guiado por el instinto de supervivencia, Aldrich acuchilló a uno de ellos. Esto le sirvió para seguir alimentándose. Incluso pudieron comerse algunos pequeños peces que encontraron en su estómago. A partir del día 28, su suerte para hallar alimento cambió y estuvieron sin nada hasta el 19 de febrero.

Por fin, tras de un largo viaje de 1.200 millas, Harold, Gene y Anthony arribaron a la costa la isla de Pukapuka, antes llamada Isla Peligro, al norte de las Islas Cook, gracias a los vientos de un ciclón que los había zarandeado durante un par de jornadas. Acurrucados en una choza, fueron encontrados por un lugareño que les dio cocos para beber antes de partir en busca de ayuda. Finalmente, fueron recogidos por un hidroavión del dragaminas Swan.

Por su esfuerzo por mantener con vida a sus compañeros, el mayor Dixon recibió la Cruz de la Marina, por “un heroísmo extremo, una determinación excepcional, ingenio, destreza en la marinería, excelente juicio y la más alta calidad dentro del liderazgo”. Sus compañeros Pastula y Aldrich recibieron sendas condecoraciones presidenciales “por su extraordinario coraje, fortaleza, fortaleza de carácter y resistencia excepcional”.

La historia de estos tres aviadores aparece en la novela The Raft (La balsa) de Robert Trumbull, publicada en 1942, y convertida en una película titulada Against the Sun (Perdidos en el Pacífico) de 2014. Curiosamente, la balsa salvavidas se puede ver en el Museo Nacional de Aviación Naval de Florida.


domingo, 11 de agosto de 2024

La bufanda de Rommel

En 1912, cuando Erwin Rommel era solo un teniente destinado en el 124.º Regimiento de Infantería en Weingarten, conoció a una joven vendedora de frutas llamada Walburga Stemmer, con quien tuvo un romance. De este romance nació al año siguiente una niña a la que llamaron Gertrud. Pero todo no era felicidad para la pareja. Rommel estaba comprometido con Lucie María Mollin, que se encontraba estudiando en Danzig. 

La bufanda de Rommel
Rommel amaba a Walburga, pero se vio obligado a romper la relación debido a la insistencia de su madre, que consideraba que una frutera no era una esposa digna de un oficial alemán. Pero a pesar de la separación forzosa, Rommel mantuvo el contacto y ayudó económicamente a Walburga y a Gertrud, a quien siempre le mostró un paternal y sincero cariño. Poco después del estallido de la Gran Guerra, Rommel arreglo la documentación de su seguro de vida para que su hija Gertrud fuera la beneficiaria, en el caso de que cayera en combate.

En 1916 Rommel contrajo matrimonio con Lucie María Mollin. El tiempo pasaba y no fue hasta 1928 cuando Lucie quedó embarazada de su primer hijo primogénito, Manfred. La noticia dejó destrozada a Walburga que siempre tuvo la esperanza de que su amado Erwin volviera con ellas. Ese mismo año falleció Walburga. Oficialmente, la muerte se debió a una neumonía; sin embargo, su nieto afirmó que se suicidó debido a gran pena que padecía. Gertrud, con tan solo quince años, perdió a su madre, pero no se quedó sola. Erwin y su esposa Lucie se hicieron cargo de ella, casi como si fuera hija de ambos. 

La bufanda de Rommel
En una ocasión su hija le regaló la famosa bufanda que ella misma tejió y es la que el Mariscal Rommel usó y que podemos ver en muchas de las imágenes en las que aparece el Zorro del Desierto. En esas fotos también se le suele ver con unas gafas para protegerse de la fina arena del desierto y tienen un curioso origen. 

En 1941, a principios de abril, Rommel llegó a El Mekili para realizar una inspección. Observó muy interesado unos enormes carros de personal apresados a los británicos, que los alemanes apodaron Mammoth. Tanto le gustó el vehículo que se quedó con uno de ellos para su uso personal en el campo de batalla. Mientras se descargaban los pertrechos capturados se fijó en un par de grandes gafas que le gustaron. Con una sonrisa dijo: Bueno. Incluso un general puede hacerse con un botín. Me llevaré estas gafas. Se las colocó sobre su gorra y desde ese momento las gafas y la bufanda tejida por Gertrud, se convirtieron en dos elementos icónicos de la imagen de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.

domingo, 28 de julio de 2024

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?

A finales de 1940, la Wehrmacht alemana ya había invadido sus países vecinos. ¿Todos? ¡No! Solo la pequeña y valiente Suiza permanecía libre. Vaya, parece que esté comenzando un comic de Astérix.

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?
Vayamos a lo serio. ¿Por qué Adolf Hitler perdonó a los suizos? Hasta el día de hoy, todavía abunda el mito sobre que esta pequeña nación alpina y su ejército suizo habría repelido al invasor nazi si los hubieran atacado. No es que no existiera un plan. Al contrario, ya se había elaborado la “Operación Tannenbaum” u “Operación Árbol de Navidad”, en la que participarían entre 300.000 y 500.000 soldados alemanes e italianos. Además, Heinrich Himmler tenía a varios candidatos para el puesto de Reichskommissar o Comisionado del Reich para el territorio suizo ocupado.

La mayor parte de los líderes nazis opinaban que Suiza era un país predominantemente germánico y que seguiría el ejemplo de Austria cuando llegara el momento con lo que se uniría al Reich de un modo pacífico. Lo cierto es que eso son pasaba por la cabeza de los suizos, aunque había bastantes simpatizantes nazis. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, la organización suiza de extrema derecha Frontenfrühling o Frente de Primavera cobró vida. El miedo a los comunistas y el odio a los judíos era creciente en Suiza. Sin embargo, el Frontenfrühling solo obtuvo menos del diez por ciento de los votos en las elecciones y muy pocos promovieron un Anschluss con el Reich alemán.

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?

Hitler, por su parte, el 23 de febrero de 1937 prometió en Berlín, que Alemania no atacaría a la Confederación Suiza. Aunque, a tenor de los hechos, esa declaración significaba muy poco.

El 30 de agosto de 1939, la Asamblea Federal de Suiza eligió a un General, un rango militar que solo se otorga en tiempo de guerra o emergencia nacional. El elegido fue Henri Guisan. Bajo su mando, los suizos también comenzaron sus preparativos ante una posible invasión alemana. El gasto militar se incrementó en un plan plurianual que costó cientos de millones de francos suizos. Tras la invasión alemana de Polonia y la declaración de guerra de Gran Bretaña, Guisan ordenó una movilización general. Cuando Francia cayó un año después y Suiza quedó virtualmente rodeada, se elevó la edad de servicio militar obligatorio a los 60 años.

En el caso de un ataque alemán, el ejército suizo, que alcanzaba los 800.000 hombres después del servicio militar obligatorio, y todas aquellas personas que pudieran se retirarían a la llamada Reduite National, la defensa natural de los Alpes. Guisan opinaba que los alemanes podrían tener las llanuras suizas y las ciudades, pero que jamás lograrían conquistar la "Fortaleza de los Alpes".

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?
Hitler nunca dio el visto bueno para que la “Operación Tannenbaum” se llevara a cabo. Pero debido a sus comentarios no es entendible. En junio de 1941, durante una reunión con Benito Mussolini, y su ministro de Relaciones Exteriores, Galeazzo Ciano, Hitler expresó su opinión sobre Suiza:

Suiza posee el pueblo y el sistema político más repugnante y miserable. Los suizos son los enemigos mortales de la nueva Alemania.

En agosto de 1942, Hitler describió Suiza como “un grano en la cara de Europa” y como un país que ya no tenía derecho a existir. Además, denunció a los suizos como “una rama mal nacida de nuestro pueblo”. Por ello se ve que no los tenía en mucha estima.

Entonces, ¿Cuáles fueron los motivos para no invadir el país de los Alpes?

Alemania estaba demasiado ocupada con la Batalla de Inglaterra y, más tarde, con la invasión de la Unión Soviética para preocuparse por Suiza. Además, los suizos eran demasiado útiles como país independiente.

Hitler no era tan tonto como para atacar a su propio banquero. La llamada neutralidad suiza fue un clarísimo ejemplo de hipocresía. El dinero manda. Al parecer fueron los funcionarios suizos quienes tuvieron la idea de poner una “J” de color rojo en los pasaportes de los judíos alemanes con la finalidad de facilitar la identificación de los judíos en la frontera germano-suiza.

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?
Además, los suizos rechazaron en sus fronteras a unos 25.000 refugiados que huían de la persecución nazi. Una cifra muy alejada de un país históricamente tolerante. No hay que olvidar que fue el destino preferido de los hugonotes que huían de Luis XIV unos 300 años antes.

Aun así, y a pesar de las garantías del general Guisan, el gobierno suizo temía a Alemania y lo que los nazis pudieran hacer con su país. Por lo tanto, estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para mantener Suiza neutral. 

Las empresas suizas produjeron armamento y material para la economía de guerra alemana. El país suministró diez veces más armamento a Alemania e Italia en comparación con los Aliados. Y, sobre todo, Suiza compró botín de guerra alemán en forma de valores confiscados y el oro perteneciente a los bancos centrales de los países ocupados y robados a los judíos. Los suizos ayudaron a transformar casi las cuatro quintas partes de todo el oro alemán en francos suizos altamente convertibles. Como resultado, Alemania pudo comprar materias primas estratégicas de España y Portugal. En 1941, Alemania recibió mil millones de francos suizos como crédito por la campaña rusa.

Hitler dejó a Suiza en paz porque el país le era más útil como una isla neutral en medio de un continente subyugado. No invadir el país mantuvo intactas sus conexiones financieras con el mundo entero.

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?
Además de todo lo expuesto, hubo otras razones por las que los alemanes nunca se molestaron en invadir el país helvético. Por un lado, hubiera sido demasiado costoso en términos humanos y materiales conquistar un estado tan montañoso. Hasta cierto punto, el general Guisan tenía razón. El ejército suizo habría podido resistir al gigante nazi durante muchos años antes de ser totalmente invadido. Los Alpes eran simplemente un obstáculo demasiado grande. Además, otras naciones pequeñas como los Países Bajos y Bélgica eran mucho más importantes estratégicamente en términos económicos y militares. Ambos países tenían acceso al Mar del Norte y sus economías estaban más o menos alineadas con el Reich. Si la invasión de Francia hubiera tomado más tiempo, quizás pudo haber sido diferente, pero Francia cayó en seis semanas. Poco después, los alemanes pusieron su mirada en el Reino Unido y más tarde en la Unión Soviética. Para entonces, los nazis habían disfrutado de la neutralidad suiza durante demasiado tiempo. Era simplemente más lucrativo tener una Suiza independiente a efectos financieros. Así que, por una vez, Hitler cumplió su promesa diplomática.

¿Por qué los alemanes no invadieron suiza?
A día de hoy, a los niños suizos se les enseña el mito de que fue gracias al miedo de Hitler a una guerra prolongada, en la que los suizos lucharían desde un bastión alpino que mantendría a salvo Suiza. La verdad es muy diferente. Si Napoleón logró conquistar a los confederados suizos, entonces Hitler, con su poder abrumador, habría podido hacer lo mismo. Lo que también es cierto es que, al final de la Segunda Guerra Mundial, más de 110.000 exiliados lograron cruzar la frontera Germano-Suiza, de los que unos 60.000 lograron huir a otros países.

Para saber más:
ABC
Wikipedia
La Brújula Verde
Swiss Community
My Switzerland
Bellumartis

domingo, 14 de julio de 2024

El archivo nazi de las brujas

La investigación esotérica y ocultista llevada a cabo por los nazis fue impulsada principalmente por Heinrich Himmler, el Reichsführer de las SS y la Ahnenerbe era la encargada de realizar cualquier estudio que demostrase el origen ancestral de la raza aria alemana. Las investigaciones sobre el ocultismo llevaron a la creación, en 1935, de un proyecto y un archivo llamado Hexenkartothek u Orden especial H. Este archivo de las brujas recopilaba todos los registros e informes relacionados con la caza de brujas realizada a partir de la Edad Media.

El archivo nazi de las brujas
Se sabe que Himmler era un gran creyente de las ciencias ocultas y posiblemente todo venga de una historia familiar. Un antepasado suyo fue acusado de culto al diablo y quemado en la hoguera a mediados del siglo XVII. Con esta historia familiar a sus espaldas quiso demostrar que las iglesias católica y luterana, con la quema de brujas, había pretendido eliminar el pasado milenario y las tradiciones germanas. A mediados del siglo XIX se inventó el mito de que habían muerto en la hoguera nueve millones de brujas y los nazis lo aprovecharon. En realidad, las víctimas en Alemania fueron unas 25.000, cuando el total no supera las 60.000 en todo el continente europeo.

El archivo nazi de las brujas
El archivo de las brujas también tuvo su origen, se inspiró en las investigaciones que llevó a cabo el principal ideólogo de las teorías raciales del nacionalsocialismo, Alfred Rosenberg. Este afirmaba que la caza y quema de brujas era una confabulación judía diseñada para exterminar la femineidad alemana. De hecho, rechazaba frontalmente el cristianismo por sus raíces hebreas, lo que no impidió que promoviera el llamado "cristianismo positivo", que establecería una transición del cristianismo a una nueva religión nacionalsocialista que iría transformando tradiciones sociales como la Navidad o la Pascua cristiana. Rosenberg creó el "Instituto para el Estudio de la Cuestión Judía" que investigaba la influencia judía en la cultura alemana para combatirla. A este organismo fueron a parar multitud de documentos sustraídos durante la "noche de los cristales rotos".

El archivo nazi de las brujas
Otro oscuro personaje que sirvió de impulso para el archivo fue Otto Höfler, miembro de la Ahnenerbe y desde 1936 perteneció al Consejo Asesor del Instituto Reich para la Historia de la Nueva Alemania (Reichsinstitut für Geschichte des neuen Deutschlands). De 1938 a 1945 tuvo la cátedra de estudios alemanes, folclore alemán y estudios nórdicos en la Universidad de Múnich. Anteriormente, realizó estudios pseudocientíficos que buscaban huellas en los vestigios lingüísticos y folclóricos que afianzaran espíritu alemán. Conceptos que regían gran parte del ideario nacionalsocialista. Höfler, además, sostenía que quienes practicaban la brujería ancestral germana eran auténticos guerreros que defendían sus tradiciones heredadas y que eran un modelo de la más rancia tradición alemana.  

La investigación del Hexenkartothek, dirigido por el SS-Untersturmführer Rudolf Levin, revisó hasta 1943, más de 250 registros documentales y bibliotecas en la búsqueda de cualquier información relativa a los juicios por brujería en Europa desde la Edad Media en adelante para reafirmar la tesis de la eliminación sistemática de la cultura y tradición germana por parte de la iglesia. 

Las investigaciones no podrían llevar a ninguna parte, pues los juicios y las ejecuciones de brujas en Alemania fueron llevadas a cabo, casi en su totalidad, por tribunales seculares. La brujería no era algo exclusivo de las mujeres: una de cada cuatro víctimas de la caza de brujas fueron hombres y la persecución no tuvo lugar solo en la Edad Media. Entre los siglos XVI y XVIII se produjo la caza más brutal. Cuando fue quemado el antepasado de Himmler.

Para saber más:
La caza de brujas de Himmler, de Joel Harrington. Historia Hoy, n.º 69
English Witches and SS Academics: Evaluating Sources for the English Witch Trials in Himmler’s Hexenkartothek
El País
Muy Historia
AC Prensa

domingo, 30 de junio de 2024

La Muralla del Estrecho de Franco

En la zona del Campo de Gibraltar se encuentra una línea defensiva que se conoce, desde 2014, como la Muralla del Estrecho. Esta serie de construcciones militares del litoral gaditano, van desde San Roque hasta el cabo Roche, en Conil. 

La muralla del Estrecho de Franco

Formada por una serie fortificaciones como nidos de ametralladoras, casamatas contra-carro y fortines de fusileros, se construyeron antes del comienzo oficial de la Segunda Guerra Mundial, por orden del Generalísimo Francisco Franco ante la posibilidad de un ataque por parte de británicos o franceses. Para su construcción se utilizaron unos 15.000 presos republicanos, encuadrados en Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores, dentro del plan de redención de pena por el trabajo. Este plan, que comenzó antes de finalizar la guerra civil, consistía en reducir en un día de pena redimida por cada dos días de trabajo, aunque tras el conflicto civil se modificó a dos días de condena por cada día trabajado.​ A estos presos se sumaron unidades de zapadores del ejército y otros trabajadores civiles.

La muralla del Estrecho de Franco
En el Campo de Gibraltar se encuentran más de 500 fortines a lo largo de la costa, en la que la población de San Roque es en la que más elementos defensivos reúne, con un centenar de búnkeres, mientras otros apenas tiene uno o ninguno. Obsoletos, estuvieron poco tiempo en servicio y en ningún momento llegaron a entrar en combate. Se diseñaron principalmente para albergar cañones ligeros anticarro, como los Ansaldo y los PaK 35-36 alemanes, que se mostraron poco eficaces ante los blindados. Tras abandonarse su finalidad militar, algunos fueron usados como alojamiento por familias que no podían acceder a viviendas dignas y otros usos como almacenes.

La muralla del Estrecho de Franco
Algunas de las fortificaciones más características se pueden ver, por ejemplo, en antes citado de San Roque especialmente por Sierra Carbonera. En Tarifa, la mayor concentración se encuentra en la Isla de Las Palomas y en las proximidades del Castillo de Santa Catalina. En Algeciras, por la playa de Getares aparecen más de cinco búnkeres y en el Parque del Centenario hay unos cuantos nidos de ametralladoras. En Los Barrios hay un fortín en la playa de Palmones y en Guadacorte, por el Barranco de Cañada Honda podemos ver otro muy bien camuflado entre las rocas. Si visitamos La Línea, podemos encontrarnos más construcciones militares en el Parque Princesa Sofía, el Fuerte de Santa Bárbara o el Museo del Itsmo.

La muralla del Estrecho de Franco
Estas fortificaciones se unieron a las que quedaron de la guerra civil española, con lo que se multiplicaron estos elementos defensivos de hormigón en las costas españolas y por la frontera con Francia en los Pirineos, a la que se llamó Línea P, ordenada construir el 1 de febrero de 1939. Menos conocido es que se dieron instrucciones para establecer posiciones enmascaradas de defensa en las zonas fronterizas de Guipúzcoa, Navarra y oeste de Huesca.

Quiero dar las gracias al Instituto de Estudios Campogribraltareños por el libro Fortines del Sur. Zona Oriental y la gran labor que realizan por la divulgación de la historia del Campo de Gibraltar.

Para saber más:
Fortines del sur. Zona oriental, del Instituto de Estudios Campogribraltareños y coordinado por Ángel Sáez Rodríguez

domingo, 16 de junio de 2024

Los árboles voladores

Las imágenes que ilustran este artículo fueron tomadas por el fotógrafo finés Osvald Hedenström en 1941. Parecen mostrar algo inaudito: Árboles que vuelan sobre una carretera. Pero no es lo que parece. Es todo una ilusión óptica.

Los árboles voladores
Un hecho bastante conocido es como los estadounidenses consiguieron camuflar toda una factoría en la que se fabricaban aviones para que pareciese una parte de una ciudad. Se construyeron casas falsas, calles falsas y ciudadanos falsos. Durante la guerra, se crearon, además, casas falsas que camuflaban búnkeres, falsos ejércitos de cartón-piedra y goma, o se pintaban barcos, tanques o aviones para que no fueran visibles para el enemigo. Y lo que vemos en las fotos es un ejemplo más de camuflaje. 

Estas imágenes fueron tomadas en Finlandia, un país cubierto en su gran mayoría por árboles, durante la llamada Guerra de Continuación, y el país nórdico necesitaba fotógrafos para su propaganda. Hedenström se dedicaba al fotoperiodismo, acababa de casarse y había fundado su propia agencia fotográfica. Entre sus colegas, se hizo muy conocido por usar todo tipo de trucos para conseguir  originales instantáneas. A comienzos del verano de 1941, formaba parte de una unidad finlandesa bajo mando alemán cuando se encontró bajo los árboles colgados. Los fineses supieron aprovechar que más dos tercios de su superficie está cubierta de árboles. En lugar de usar redes de camuflaje, decidieron utilizar árboles para esconderse del enemigo. Estaban acostumbrados a la naturaleza y supieron aprovechar el bosque.

Los árboles voladores
Lo que resulta paradójico es que desde la carretera los árboles y las ramas parecen levitar y no aparentan camuflar nada. La respuesta está principalmente en la perspectiva. Los militares fineses colocaron árboles a lo largo de las carreteras de manera estratégica, sujetos por unos cables a unos postes colocados a los lados. Esta carretera es el camino a Raate, a unos 10 kilómetros de la frontera soviética, donde había una torre de vigilancia. Desde ese punto de observación, la línea que formaban estos árboles voladores se percibía de forma ininterrumpida, lo que impedía que el enemigo pudiera ver con claridad la carretera o sus puntos de acceso. Esta táctica de camuflaje se extendió a una gran variedad de equipos militares, desde tanques hasta simples bicicletas, pasando por navíos de guerra o aeródromos. Lo mismo hicieron con nieve, utilizando sábanas blancas como camuflaje, haciendo que se mimetizaran con el entorno. 

Osvald Hedenström
Continuando con las curiosidades, cuando Finlandia se rindió a la URSS en septiembre de 1944, Osvald Hedenström tomó algunas fotografías muy importantes en la historia de Finlandia. La más conocida fue la que hizo el 1 de noviembre de 1945 en Helsinki, cuando los dirigentes fineses se enfrentaban a juicios por sus responsabilidades durante la guerra al ser considerados aliados de la Alemania nazi. El tribunal había prohibido que se realizaran fotografías y Hedenström se las ingenió para colarse en una estancia que daba a la sala del tribunal. Taladró un agujero en la pared de madera con su cuchillo y capturó la única imagen que existe de ese juicio.

Para saber más:
Gizmondo
La Piedra de Sisifo
Atlas Obscura
Periodismo
Computer Hoy

domingo, 2 de junio de 2024

El espía ciego de Normandía

Las personas con discapacidad pueden llegar a suplir sus limitaciones desarrollando otras habilidades. Este fue el caso de un ciego que proporcionó valiosa información que ayudó al éxito del desembarco de Normandía. Los aliados necesitaban conocer la ubicación de las defensas alemanas en la costa, para aniquilarlas antes de que las tropas de infantería desembarcara en las playas. 

El espía ciego de Normandía
Para recopilar toda la información y coordinar a los informantes, se organizó una base de operaciones en Caen. Cuando se disponía de los datos, planos y mapas, todo se llevaba a París, desde donde se enviaba, vía aérea, a Gran Bretaña. En Londres, todos los documentos se estudiaban en detalle para poder confeccionar un mapa de todas las defensas del Muro Atlántico. Aunque la información era muy precisa, había un área en cuestión de la que faltaban datos. Ese espacio vacío correspondía a una posición fortificada ubicada en las proximidades del pueblo de Port-en-Bessin. Los Aliados suponían que los alemanes debían esconder una fuerte defensa en el baluarte, pues existía una amplia zona restringida con bastante vigilancia. Era vital conocer que escondían. En Caen se pusieron inmediatamente a estudiar el modo de colarse en la zona prohibida sin que los germanos sospecharan. Nadie daba con un método eficaz, hasta que el adolescente François Guerin, propuso un plan: entrar con Arthur Poitevin, su profesor de música. Cuando se lo sugirió, este se echó a reír. ¿Cómo iba a espiar si era ciego? Precisamente, esa era la clave. 

El espía ciego de Normandía
Días después, alumno y profesor se fueron hacia las fortificaciones de Port-en-Bessin. Cuando llegaban estaban cerca, un guardia alemán les cortó el paso e invitándoles a marcharse. El joven François le pidió que les dejara pasar porque su amigo quería llegar a la costa para sentir la brisa del mar y el batir de las olas. El soldado observó que Arthur llevaba su bastón blanco y comprobó que sus ojos no eran capaces de ver. Pensó que un chavalín y un ciego no eran un peligro, así que les dejó pasar, pero con la condición de que no se acercaran a las instalaciones militares. Allí no serían tan bien tratados. A pesar de que no podían acercarse lo suficiente, tenían buenas vistas desde el montículo al que se subieron

El espía ciego de Normandía
François le empezó a contar todo lo que veía. Los emplazamientos y el número de cañones, los depósitos de munición, así como el resto de búnkeres y cualquier detalle que pareciera importante. Tras un rato, se volvieron para no despertar sospechas y regresaron a Bayeux. Nada más llegar, el chaval se puso a escribir todo lo que su maestro le iba dictando. Con gran exactitud le fue describiendo todas y cada una de las cosas que horas antes él mismo le había detallado. Para obtener información más precisa, desde otra posición, volvieron días más tarde. Al parecer, cayeron simpáticos a los guardias y repitieron sus visitas, con la invitación expresa de los alemanes. Al cabo de un tiempo llegaron incluso a trabar cierta amistad con algunos soldados con los que solían charlar. Estas conversaciones también les aportaron datos relevantes. 

Todo el material recopilado, incluyendo detallados mapas con las posiciones de las baterías costeras, llegó a Londres. Era la información que, por fin, rellenaría el vacío que quedaba en los mapas del Muro Atlántico. Una importante información conseguida por un adolescente y su profesor invidente. Arthur fue arrestado el 19 de septiembre de 1943. Pasó por varias prisiones hasta que fue trasladado al campo de Natzweiler-Struthof. Allí, compuso la canción La voix du rêve (La voz del sueño), que se convirtió en el himno de los deportados. El último destino fue Dachau, del que fue liberado en 1944.

Para saber más:

domingo, 19 de mayo de 2024

El nivel de inteligencia de los nazis en Núremberg

Durante los juicios celebrados en Núremberg, entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, se realizaron miles de interrogatorios, entrevistas, testimonios e investigaciones. Entre las últimas destacan los test de inteligencia a los que fueron sometidos los principales procesados por los crímenes cometidos por el III Reich. Además de juzgar a los acusados, se necesitaba saber la causa que les movió a cometer y permitir actos tan abominables como los mostrados en los juicios. Hacía falta conocer de qué modo una sociedad aparentemente tan culta y avanzada se dejó seducir por el nazismo llegando a tal nivel de barbarie. 

Las evaluaciones fueron llevadas a cabo por el psicólogo militar norteamericano Gustave Mark Gilbert, que actuó de traductor de los encausados y el psiquiatra, también militar, Douglas Kelley. Para poder presentar sus conclusiones utilizaron el Test de Apercepción Temática (TAT), una prueba proyectiva de orientación psicodinámica, el test de Rorschach y la traducción al alemán del "Wechsler-Bellevue IQ"  o Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos (WAIS), con el que se determina el cociente intelectual (IQ). Con estas pruebas, que pueden ser verbales o no verbales, centradas en el razonamiento abstracto o en como resolver diferentes problemas, independientemente de las habilidades de lectura y escritura.

Teniendo en cuenta que lo que se considera inteligencia normal equivaldría a un cociente que rondaría entre 90 y 110 y que con más de 130 se consideraría que es una persona de altas capacidades intelectuales, los gerifaltes nazis no cuadraban con el estereotipo del nazi ignorante y descerebrado que en muchas ocasiones se nos ha presentado. Tenían estudios, en muchos casos, universitarios y la mayor parte de ellos su cociente se encontraba por encima de los 120. 

Gustave Mark Gilbert y Hermann Göring
Esto son, los acusados y sus cocientes: Hermann Göring, 138; Karl Dönitz, 138; Hjalmar Schacht, 143; Arthur Seyss-Inquart, 141; Franz von Papen, 134; Eric Raeder, 134; Hans Frank, 130; Hans Fritsche, 130; Baldur von Schirach, 130; Joachim von Ribbentrop, 129; Wilhelm Keitel, 129; Albert Speerm, 128; Alfred Jodl, 127; Alfred Rosenberg, 127; Constantin von Neurath, 125; Walther Funk, 124; Wilhelm Frick, 124; Rudolf Hess, 120; Fritz Sauckel, 118; Ernst Kaltenbrunner, 113 y el que lo tenía más bajo Julius Streicher, con 106. El test añadía puntos a mayor edad de los participantes. Pero, en cualquier caso, los resultados no dejan de ser sorprendentes.

Para Gilbert, los nazis no se podían considerar unos psicópatas. Se educaron en una cultura que se fundamentaba en la sumisión y el respeto absoluto a una autoridad que no se cuestionaba. La moral se consideraba algo secundario. 

Douglas Kelley
Douglas Kelley, era de otra opinión. Opinaba que aunque ninguno de aquellos hombres aparentemente no presentaba alguna enfermedad mental, sí se podían apreciar ciertos rasgos psicopáticos. Sin embargo, ese trastorno tendría que deberse al entorno en el que habían ejercido su labor y que se había introducido totalmente en su mentalidad, cambiando, de este modo, su sentido de la moralidad

Estos test de inteligencia, o de personalidad, deben ser observados en el contexto y época en que se realizaron. Tras décadas, tanto la psicología como la psiquiatría han ido alcanzando considerables avances desde entonces hasta hoy. Es muy posible que ciertos comportamientos que hoy se estudian con mayor detenimiento hace más de setenta años se pasaran por alto, lo que no significa que en la actualidad carezcan de cierta validez.

Para saber más:
XL Semanal
El Confidencial
Psicólogos Córdoba
Cope
Foro SGM

domingo, 5 de mayo de 2024

Las mártires de Nowogródek

Terminaba el verano de 1929 cuando dos monjas de la orden de la Sagrada Familia de Nazaret decidieron instalarse en un pequeño pueblo llamado Nowogródek y crear un convento que llegó a ser el refugio de varios miles de personas.

Nowogródek era una población que pasó a formar parte del territorio polaco tras el fin de la Primera Guerra Mundial, aunque tras la invasión soviética de Polonia, producida dos semanas después de que lo hiciera Alemania, fue tomada por el Ejército Rojo. Esto provocó que las monjas tuvieran que abandonar el convento y trasladarse a diversas casas de los parroquianos. Para 1941 los alemanes tomaron la población y las religiosas volvieron al convento. Desde el desmembramiento de la URSS la población forma parte de Bielorrusia.

En su campaña de exterminio de los judíos, los alemanes comenzaron las matanzas en Nowogródek a finales de 1941 asesinando a más de cinco mil judíos, para el verano del año siguiente asesinaron a otros 4.500.

En la región se encontraban diversos grupos de resistencia polaca y el grupo partisano judío de los Hermanos Tuvia, Aaron, Alexander y Assael Bielski. Entre el 17 y el 19 de julio de 1943, la Gestapo, la policía secreta nazi, arrestó a 180 personas, con la intención de eliminar a la resistencia, y en seguida se supo que todos ellos serían ejecutados.

Aunque no está debidamente documentado y solo existen algunos testimonios, como el relato del sacerdote Alexander Zienkiewicz, que era buscado por los germanos, las mujeres de la ciudad pidieron ayuda a las monjas, que, además de rezar por ellos, pidieron a los alemanes que las dejaran ocupar el lugar de los prisioneros. Para entonces, solo eran 12 monjas y fueron requeridas en las oficinas de la Gestapo. En el convento se quedó la hermana Małgorzat, que trabajaba como enfermera en el hospital. Pensaban que todo se arreglaría y que, como mucho, serían enviadas a Alemania.

La mayor de las religiosas, la hermana Mary Stella, dijo antes de ser arrestada:

Oh Dios, si es necesario el sacrificio de la vida, acéptalo de nosotras que estamos libres de obligaciones familiares y perdona a los que tienen esposa e hijos a su cargo.

Un centenar de presos fueron deportados para trabajar en la granja del oficial al cargo de guarnición de la ciudad, Wilhelm Traub, que pertenecía a una familia con muchas tierras en Alemania y unos pocos fueron liberados. Todos ellos lograron sobrevivir a la guerra.

Las 11 monjas católicas no tuvieron esa suerte.  El 1 de agosto de 1943 fueron asesinadas en un bosque a las afueras de la ciudad, convirtiéndose en “Las mártires de Nowogródek”. Aunque el traslado de los presos y el asesinato de las religiosas coincidieron en el tiempo, no hay ninguna evidencia de que existieran las negociaciones para que esas mujeres dieran sus vidas a cambio de los prisioneros

El padre Zienkiewicz, que permaneció escondido, después de que los alemanes fueran expulsados en ese territorio, dirigió la exhumación de los cuerpos de las monjas y las volvió a enterrar cerca de su iglesia. Para él, el asesinato de las monjas fue debido a un error, al ser confundidas con otros religiosos sospechosos de colaborar con la resistencia. Todos los que fueron testigos de la vida de estas monjas están seguros de que sacrificaron sus vidas "guiadas por la fe y el amor a Dios y al prójimo".

Las "Mártires de Nowogródek" son las hermanas María Stella del Santísimo Sacramento, María Imelda de Jesús la Hostia, María Raimunda de Jesús y María, María Daniela de Jesús y María Inmaculada, María Canuta de Jesús en Getsemaní, María Gwidona de la Divina Misericordia, María Sergia de Nuestra Señora de los Dolores, María Kanizja, María Felicyta, María Heliodora y María Boromea de 26 años. Fueron beatificadas por el Papa Juan Pablo II en el año 2000. 


Para saber más:
Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret
Churchpop
College of the Holy Cross
Opoka