En la zona del Campo de Gibraltar se encuentra una línea defensiva que se conoce, desde 2014, como la Muralla del Estrecho. Esta serie de construcciones militares del litoral gaditano, van desde San Roque hasta el cabo Roche, en Conil.
Formada por una serie fortificaciones como nidos de ametralladoras, casamatas contra-carro y fortines de fusileros, se construyeron antes del comienzo oficial de la Segunda Guerra Mundial, por orden del Generalísimo Francisco Franco ante la posibilidad de un ataque por parte de británicos o franceses. Para su construcción se utilizaron unos 15.000 presos republicanos, encuadrados en Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores, dentro del plan de redención de pena por el trabajo. Este plan, que comenzó antes de finalizar la guerra civil, consistía en reducir en un día de pena redimida por cada dos días de trabajo, aunque tras el conflicto civil se modificó a dos días de condena por cada día trabajado. A estos presos se sumaron unidades de zapadores del ejército y otros trabajadores civiles.En el Campo de Gibraltar se encuentran más de 500 fortines a lo largo de la costa, en la que la población de San Roque es en la que más elementos defensivos reúne, con un centenar de búnkeres, mientras otros apenas tiene uno o ninguno. Obsoletos, estuvieron poco tiempo en servicio y en ningún momento llegaron a entrar en combate. Se diseñaron principalmente para albergar cañones ligeros anticarro, como los Ansaldo y los PaK 35-36 alemanes, que se mostraron poco eficaces ante los blindados. Tras abandonarse su finalidad militar, algunos fueron usados como alojamiento por familias que no podían acceder a viviendas dignas y otros usos como almacenes.Algunas de las fortificaciones más características se pueden ver, por ejemplo, en antes citado de San Roque especialmente por Sierra Carbonera. En Tarifa, la mayor concentración se encuentra en la Isla de Las Palomas y en las proximidades del Castillo de Santa Catalina. En Algeciras, por la playa de Getares aparecen más de cinco búnkeres y en el Parque del Centenario hay unos cuantos nidos de ametralladoras. En Los Barrios hay un fortín en la playa de Palmones y en Guadacorte, por el Barranco de Cañada Honda podemos ver otro muy bien camuflado entre las rocas. Si visitamos La Línea, podemos encontrarnos más construcciones militares en el Parque Princesa Sofía, el Fuerte de Santa Bárbara o el Museo del Itsmo.Estas fortificaciones se unieron a las que quedaron de la guerra civil española, con lo que se multiplicaron estos elementos defensivos de hormigón en las costas españolas y por la frontera con Francia en los Pirineos, a la que se llamó Línea P, ordenada construir el 1 de febrero de 1939. Menos conocido es que se dieron instrucciones para establecer posiciones enmascaradas de defensa en las zonas fronterizas de Guipúzcoa, Navarra y oeste de Huesca.domingo, 30 de junio de 2024
La Muralla del Estrecho de Franco
domingo, 16 de junio de 2024
Los árboles voladores
Las imágenes que ilustran este artículo fueron tomadas por el fotógrafo finés Osvald Hedenström en 1941. Parecen mostrar algo inaudito: Árboles que vuelan sobre una carretera. Pero no es lo que parece. Es todo una ilusión óptica.
Un hecho bastante conocido es como los estadounidenses consiguieron camuflar toda una factoría en la que se fabricaban aviones para que pareciese una parte de una ciudad. Se construyeron casas falsas, calles falsas y ciudadanos falsos. Durante la guerra, se crearon, además, casas falsas que camuflaban búnkeres, falsos ejércitos de cartón-piedra y goma, o se pintaban barcos, tanques o aviones para que no fueran visibles para el enemigo. Y lo que vemos en las fotos es un ejemplo más de camuflaje.Estas imágenes fueron tomadas en Finlandia, un país cubierto en su gran mayoría por árboles, durante la llamada Guerra de Continuación, y el país nórdico necesitaba fotógrafos para su propaganda. Hedenström se dedicaba al fotoperiodismo, acababa de casarse y había fundado su propia agencia fotográfica. Entre sus colegas, se hizo muy conocido por usar todo tipo de trucos para conseguir originales instantáneas. A comienzos del verano de 1941, formaba parte de una unidad finlandesa bajo mando alemán cuando se encontró bajo los árboles colgados. Los fineses supieron aprovechar que más dos tercios de su superficie está cubierta de árboles. En lugar de usar redes de camuflaje, decidieron utilizar árboles para esconderse del enemigo. Estaban acostumbrados a la naturaleza y supieron aprovechar el bosque.
Lo que resulta paradójico es que desde la carretera los árboles y las ramas parecen levitar y no aparentan camuflar nada. La respuesta está principalmente en la perspectiva. Los militares fineses colocaron árboles a lo largo de las carreteras de manera estratégica, sujetos por unos cables a unos postes colocados a los lados. Esta carretera es el camino a Raate, a unos 10 kilómetros de la frontera soviética, donde había una torre de vigilancia. Desde ese punto de observación, la línea que formaban estos árboles voladores se percibía de forma ininterrumpida, lo que impedía que el enemigo pudiera ver con claridad la carretera o sus puntos de acceso. Esta táctica de camuflaje se extendió a una gran variedad de equipos militares, desde tanques hasta simples bicicletas, pasando por navíos de guerra o aeródromos. Lo mismo hicieron con nieve, utilizando sábanas blancas como camuflaje, haciendo que se mimetizaran con el entorno.Osvald Hedenström |
Para saber más:
Gizmondo
La Piedra de Sisifo
Atlas Obscura
Periodismo
Computer Hoy
domingo, 2 de junio de 2024
El espía ciego de Normandía
Las personas con discapacidad pueden llegar a suplir sus limitaciones desarrollando otras habilidades. Este fue el caso de un ciego que proporcionó valiosa información que ayudó al éxito del desembarco de Normandía. Los aliados necesitaban conocer la ubicación de las defensas alemanas en la costa, para aniquilarlas antes de que las tropas de infantería desembarcara en las playas.
Para recopilar toda la información y coordinar a los informantes, se organizó una base de operaciones en Caen. Cuando se disponía de los datos, planos y mapas, todo se llevaba a París, desde donde se enviaba, vía aérea, a Gran Bretaña. En Londres, todos los documentos se estudiaban en detalle para poder confeccionar un mapa de todas las defensas del Muro Atlántico. Aunque la información era muy precisa, había un área en cuestión de la que faltaban datos. Ese espacio vacío correspondía a una posición fortificada ubicada en las proximidades del pueblo de Port-en-Bessin. Los Aliados suponían que los alemanes debían esconder una fuerte defensa en el baluarte, pues existía una amplia zona restringida con bastante vigilancia. Era vital conocer que escondían. En Caen se pusieron inmediatamente a estudiar el modo de colarse en la zona prohibida sin que los germanos sospecharan. Nadie daba con un método eficaz, hasta que el adolescente François Guerin, propuso un plan: entrar con Arthur Poitevin, su profesor de música. Cuando se lo sugirió, este se echó a reír. ¿Cómo iba a espiar si era ciego? Precisamente, esa era la clave. Días después, alumno y profesor se fueron hacia las fortificaciones de Port-en-Bessin. Cuando llegaban estaban cerca, un guardia alemán les cortó el paso e invitándoles a marcharse. El joven François le pidió que les dejara pasar porque su amigo quería llegar a la costa para sentir la brisa del mar y el batir de las olas. El soldado observó que Arthur llevaba su bastón blanco y comprobó que sus ojos no eran capaces de ver. Pensó que un chavalín y un ciego no eran un peligro, así que les dejó pasar, pero con la condición de que no se acercaran a las instalaciones militares. Allí no serían tan bien tratados. A pesar de que no podían acercarse lo suficiente, tenían buenas vistas desde el montículo al que se subieron. François le empezó a contar todo lo que veía. Los emplazamientos y el número de cañones, los depósitos de munición, así como el resto de búnkeres y cualquier detalle que pareciera importante. Tras un rato, se volvieron para no despertar sospechas y regresaron a Bayeux. Nada más llegar, el chaval se puso a escribir todo lo que su maestro le iba dictando. Con gran exactitud le fue describiendo todas y cada una de las cosas que horas antes él mismo le había detallado. Para obtener información más precisa, desde otra posición, volvieron días más tarde. Al parecer, cayeron simpáticos a los guardias y repitieron sus visitas, con la invitación expresa de los alemanes. Al cabo de un tiempo llegaron incluso a trabar cierta amistad con algunos soldados con los que solían charlar. Estas conversaciones también les aportaron datos relevantes.Todo el material recopilado, incluyendo detallados mapas con las posiciones de las baterías costeras, llegó a Londres. Era la información que, por fin, rellenaría el vacío que quedaba en los mapas del Muro Atlántico. Una importante información conseguida por un adolescente y su profesor invidente. Arthur fue arrestado el 19 de septiembre de 1943. Pasó por varias prisiones hasta que fue trasladado al campo de Natzweiler-Struthof. Allí, compuso la canción La voix du rêve (La voz del sueño), que se convirtió en el himno de los deportados. El último destino fue Dachau, del que fue liberado en 1944.