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domingo, 2 de junio de 2024

El espía ciego de Normandía

Las personas con discapacidad pueden llegar a suplir sus limitaciones desarrollando otras habilidades. Este fue el caso de un ciego que proporcionó valiosa información que ayudó al éxito del desembarco de Normandía. Los aliados necesitaban conocer la ubicación de las defensas alemanas en la costa, para aniquilarlas antes de que las tropas de infantería desembarcara en las playas. 

El espía ciego de Normandía
Para recopilar toda la información y coordinar a los informantes, se organizó una base de operaciones en Caen. Cuando se disponía de los datos, planos y mapas, todo se llevaba a París, desde donde se enviaba, vía aérea, a Gran Bretaña. En Londres, todos los documentos se estudiaban en detalle para poder confeccionar un mapa de todas las defensas del Muro Atlántico. Aunque la información era muy precisa, había un área en cuestión de la que faltaban datos. Ese espacio vacío correspondía a una posición fortificada ubicada en las proximidades del pueblo de Port-en-Bessin. Los Aliados suponían que los alemanes debían esconder una fuerte defensa en el baluarte, pues existía una amplia zona restringida con bastante vigilancia. Era vital conocer que escondían. En Caen se pusieron inmediatamente a estudiar el modo de colarse en la zona prohibida sin que los germanos sospecharan. Nadie daba con un método eficaz, hasta que el adolescente François Guerin, propuso un plan: entrar con Arthur Poitevin, su profesor de música. Cuando se lo sugirió, este se echó a reír. ¿Cómo iba a espiar si era ciego? Precisamente, esa era la clave. 

El espía ciego de Normandía
Días después, alumno y profesor se fueron hacia las fortificaciones de Port-en-Bessin. Cuando llegaban estaban cerca, un guardia alemán les cortó el paso e invitándoles a marcharse. El joven François le pidió que les dejara pasar porque su amigo quería llegar a la costa para sentir la brisa del mar y el batir de las olas. El soldado observó que Arthur llevaba su bastón blanco y comprobó que sus ojos no eran capaces de ver. Pensó que un chavalín y un ciego no eran un peligro, así que les dejó pasar, pero con la condición de que no se acercaran a las instalaciones militares. Allí no serían tan bien tratados. A pesar de que no podían acercarse lo suficiente, tenían buenas vistas desde el montículo al que se subieron

El espía ciego de Normandía
François le empezó a contar todo lo que veía. Los emplazamientos y el número de cañones, los depósitos de munición, así como el resto de búnkeres y cualquier detalle que pareciera importante. Tras un rato, se volvieron para no despertar sospechas y regresaron a Bayeux. Nada más llegar, el chaval se puso a escribir todo lo que su maestro le iba dictando. Con gran exactitud le fue describiendo todas y cada una de las cosas que horas antes él mismo le había detallado. Para obtener información más precisa, desde otra posición, volvieron días más tarde. Al parecer, cayeron simpáticos a los guardias y repitieron sus visitas, con la invitación expresa de los alemanes. Al cabo de un tiempo llegaron incluso a trabar cierta amistad con algunos soldados con los que solían charlar. Estas conversaciones también les aportaron datos relevantes. 

Todo el material recopilado, incluyendo detallados mapas con las posiciones de las baterías costeras, llegó a Londres. Era la información que, por fin, rellenaría el vacío que quedaba en los mapas del Muro Atlántico. Una importante información conseguida por un adolescente y su profesor invidente. Arthur fue arrestado el 19 de septiembre de 1943. Pasó por varias prisiones hasta que fue trasladado al campo de Natzweiler-Struthof. Allí, compuso la canción La voix du rêve (La voz del sueño), que se convirtió en el himno de los deportados. El último destino fue Dachau, del que fue liberado en 1944.

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