Entre 1943 y 1945, un grupo de conductoras de ambulancias y sanitarias, creado en Nueva York en mayo de 1943, participaron en la Segunda Guerra Mundial formando parte de la 2ª División Blindada de la Francia libre (2e DB).
Su creadora fue Florence Conrad, una rica estadounidense, que vivió en Francia hasta 1941. Ya durante la Gran Guerra fue enfermera voluntaria y estuvo casi en todos los frentes. Al comenzar el conflicto, en 1939 trabajó en la organización para salvar las obras de arte del Louvre, abrió comedores para los soldados franceses en el frente, creó un servicio de ambulancia y coordinó un sistema de correo entre los soldados presos en Alemania y sus familias. Cuando la Gestapo se le acercó peligrosamente tuvo que volver a Nueva York. Tras el desembarco aliado en el norte de África, en 1942, se puso manos a la obra para crear un grupo de ambulancias formado por mujeres que pudieran ayudar en la liberación de Francia. Contactando con diversas asociaciones y clubes universitarios consiguió reclutar a unas cuantas mujeres y hacerse con 19 ambulancias Dodge WC54. Tras muchos esfuerzos logró que su grupo, formado inicialmente por 14 mujeres, se integrara en las Fuerzas Francesas Libres en julio de 1943. A Conrad se le concede el rango de comandante y su segunda, Suzanne Torres, el grado de teniente. Llegaron a ser 60 y se las conocía por su lugar de alistamiento: las americanas, marroquíes, inglesas y las francesas.Para pertenecer al Ejército galo debían tener un nombre francés que fuera fácilmente reconocible. Primero pensaron en La Fayette, pero se descartó, ya que durante la Primera Guerra Mundial lo usó un escuadrón aéreo de voluntarios, así que decidieron usar el nombre de un héroe francés de la Independencia Americana y la Revolución francesa: el Conde de Rochambeau. Así pasaron a ser el grupo de Rochambeau.domingo, 9 de marzo de 2025
Las Rochambelles
domingo, 23 de febrero de 2025
Las SA de Hitler

Las SA atrajeron a millones de hombres sin rumbo en una Alemania hundida por el paro. Aun así, sus miembros pagaban de su bolsillo hasta el uniforme. Una parte notable de sus miembros tenían pasado comunista, por ese motivo se decía de las SA que eran como un filete; "pardo por fuera y rojo por dentro" debido al color de sus uniformes y a su pasado político. Pero a todos ellos le unía un elemento común: su fascinación por la violencia, de hecho su consigna favorita era "nos pegamos a lo grande".
![]() |
Hitler con Röhm (1933) |
Las SA siguieron existiendo, aunque sin apenas relevancia; la mayor parte de sus miembros pasó a las SS. Sorprendentemente, el mismísimo Himmler defendió la misma posición de reemplazar a la Wehrmacht por las SS una vez acabara la guerra.
Para saber más:
Nazis a pie de calle, de Jesús Casquete
Historia virtual del Holocausto
Spartacus educational
Vivir Diario
Mundo SGM
domingo, 16 de febrero de 2025
Lectura recomendada: La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes
Hace tiempo que no recomendaba un libro de ensayo y creo que “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” de Fernando del Castillo es una oportunidad estupenda para retomar estas sugerencias.
Alrededor de la figura de Adolf Hitler se ha escrito mucho, pero mucho, y lo que queda. Algunos libros con gran acierto y otros tantos que lo único que han hecho es fomentar aún más lo que Fernando del Castillo desmonta en este interesantísimo libro. Pero pongámonos en contexto. Cuando el fin de su imperio estaba próximo, Hitler se encerró en su búnker, se casó con su compañera Eva Braun, se quitó la vida y ordenó que su cuerpo fuera incinerado para no sufrir el trágico final de su amigo Benito Mussolini, cuando fue ajusticiado y exhibido en la plaza del Loreto en Milán. Esta es la versión de la historia que se da como oficial y que diversos testigos corroboran.Como el cuerpo no apareció, desde el primer momento han ido circulando multitud de mitos, rumores y bulos de toda índole. Todo comenzó en 1945 y en 2025, tras ochenta años siguen vigentes. Hay historias que afirman que quien fue quemado era un doble o que no era nada de eso. Otras que huyó de Alemania a través de España hasta Argentina o Brasil y hasta que se quedó en España protegido por el dictador Francisco Franco; que escapó a Japón y que llegó a la Antártida, donde los nazis tenían una base secreta. En todos los casos disfrutó de una generosa vida librándose de ser juzgado. Estas son solo una pequeña porción de las múltiples teorías sobre el final de Hitler que “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” desmonta con rigor, apoyándose en toda la documentación disponible y con las declaraciones de testigos presenciales.
Para Fernando del Castillo, tal cúmulo de especulaciones tiene un punto de partida muy interesante y poco conocido. El principal nexo es, ni más ni menos, que el dictador soviético Iósif Stalin que se empeñó en hacer ver que fueron el resto de los aliados quienes facilitaron la huida y posterior vida oculta de Hitler, aunque tuvo en sus manos informes que dejaban claro que Hitler no había huido, que se había suicidado y que había sido incinerado en el exterior del Führerbunker.
En mi opinión, “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” es una lectura necesaria para comprender el mito de Hitler, sus últimos días de vida y multitud de elementos fundamentales para descifrar por qué no se admitió desde el principio la muerte del Führer. Fernando del Castillo da respuesta en su libro a multitud de incógnitas y a como algo que sucedió hace ya ocho décadas sigue fascinado y manteniéndose vivo.“La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes”, está editado por Sekotia y se puede comprar en tu librería de confianza, en plataformas y en la web de la editorial.
Fernando del Castillo Durán es catedrático y doctor en Hispánicas, miembro de la asociación Historiadors de Cataluña-Antonio de Campmany y tiene publicadas las novelas “El librero de Cordes”, “Memoria de la niebla”, “El sable torcido del general” y “El organista de Montmartre”, además de múltiples artículos. En la actualidad está preparando una completísima biografía del general Patton.
domingo, 26 de enero de 2025
La bailarina de Auschwitz

Según Jerzy Tabau, un prisionero que más tarde escapó de Birkenau y escribió un informe sobre el incidente, los recién llegados no fueron registrados en Birkenau. Les comunicaron que debían ser desinfectados antes de cruzar la frontera hacia Suiza. Fueron llevados a una sala para desvestirse junto a una de las cámaras de gas y se les ordenó desvestirse.
Según el informe de Tabau, los disparos sirvieron como una señal para que las otras mujeres atacaran a los hombres de las SS; A un soldado le arrancaron la nariz, y a otro le cortaron el cuero cabelludo.

En 1944, dos transportes más con judíos polacos en Bergen-Belsen fueron enviados a Auschwitz-Birkenau, dejando solo a unos 350 prisioneros que tenían papeles para Palestina, Estados Unidos o documentos legítimos para países sudamericanos, según Eberhard Kolb.
Para saber más:
From the ends of the Earth: The Jews in the 20Th Century, de Martin Gilbert
Bergen-Belsen: Vom Aufenthaltslager zum Konzentrationslager, 1943-1945, de Eberhard Kolb
The Vixen Who Shot A Nazi, de Cynthia Southern (gratis para Kindle en Amazon)
ati
Broadly
Kveller
The Forgotten Feminists Museum
lunes, 13 de enero de 2025
Los espías alemanes de Pearl Harbor
![]() |
Otto Kuehn, su esposa Friedel |
Tras pasar una temporada en Japón, la familia Kuehn se estableció en la capital de las Islas Hawái, Honolulu en la segunda mitad de la década de 1930. Durante su estancia en Hawái, Kuehn viajó varias veces a Japón, donde recibió importantes cantidades de dinero para financiar sus actividades de espionaje.

En una ocasión, Otto Kuehn vistió su hijo pequeño, de marinero, para realizar una inspección más de cerca de la flota en Pearl Harbor. De este modo hacía que todo pareciera una actividad inocente entre padre e hijo para visitar barcos de guerra. El hijo mayor, Hans Joachim, tenía solo 11 años cuando su padre lo entrenó para hacer preguntas precisas sobre los barcos y submarinos para anotar las zonas más expuestas de esos navíos.
El trabajo de Friedel era recopilar toda la información que obtenía la familia, aunque la información recibida por los japoneses no fue de gran valor.

Pocos días antes del ataque japonés a Pearl Harbor, Otto Kuehn contactó por última vez con el consulado japonés entregando una lista de navíos anclados en la base naval y en la que proponía avisar, durante el ataque, a los submarinos japoneses mediante señales luminosas desde una vivienda que poseía en la costa.
Después del ataque, los tres espías fueron detenidos y juzgados. Otto fue condenado a muerte por fusilamiento, que finalmente fue reducida a 50 años de cárcel al aportar información sobre otros espías japoneses y alemanes. Su mujer y su hija tuvieron penas más leves, pero todos fueron deportados a Alemania.
Para saber más:
FBI
Baomoi
Trivia Library
Criaimages
Star bulletin